10. La tempestad

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Nota:

Tempest. Deftones

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X. Gusu. Esa noche de otoño.

Afuera, la tempestad había empezado. Adentro, se había desatado el fuego. Ambos seguían besándose con ansias.

Zidian se empezó a transformar en una enredadera de luz que iba de la mano de su amo a dónde fuera que él estuviese tocando. Libre, el látigo se convertía en un lazo de luz, que a veces, refulgía furioso y otras, se relajaba brillando.

Jiang Wanyin esperaba que esto no le incomodase al líder Lan. De pronto, como si hubiese podido oírle, Lan Xichen tomó esa mano y pasó sus dedos por la cinta de luz, dándole besos cortos, mientras miraba a su dueño.

- Me hace cosquillas - Enredó a Zidian en su lengua y se acercó a darle otro beso. Esta vez, la electricidad pasaba de una lengua a la otra, incrementando el placer.

Se separaron para respirar jadeando. Lan Xichen se recostó en el pecho del líder Jiang. Éste le abrazó con todas sus fuerzas.

- Me moría extrañándote, Xichen.

-Me dolía tanto no tenerte cerca, Wanyin.

Y se abrazaron mientras se olían en el cuello. Sandu Shengshou le agarró los cabellos que caían en su espalda y hundió su nariz ahí. Le embriagaba su olor a mañanas primaverales y gencianas.

Zewu-Jun hizo lo mismo, tirando fuerte de los mechones y las trenzas del otro. Había estado extrañando tanto ese olor, a noche de verano, a la orilla de un lago; y a lirios floreciendo. Buscaba la base del cuello, donde era más fuerte. Pasaba la nariz y resoplaba de placer.

Empezaron a moverse, mientras más olían, más tiraban. Jadeaban y gemían. En algún punto, soltaron el agarre y pasaron a la espalda y los brazos. Enterraban los dedos en la piel, asiendo con fuerza.

Jiang Wanyin empezó a morder la longitud de la nuca hasta los hombros con avidez. A veces, hacía que Lan Xichen gimiese más fuerte. No les preocupaba, ahora la tormenta tapaba todo ruido proveniente del Hanshi.

Zewu-Jun pasaba la lengua por los mismos lugares en el otro cuerpo. En esa curva del hombro a la oreja lamía y chupaba, dejando manchas rojas a su paso.

Zidian iba y venía, del uno al otro, como una línea de luz violeta. Les amarraba y se soltaba a voluntad, pasándoles pequeñas descargas eléctricas.

Ya se habían quitado las túnicas exteriores y las interiores estaban desatadas y por caer. Querían seguir, pero debían decidir dónde.

- Vamos a la cama. - dijo levantándose y dejando las túnicas en el suelo. Tomó la mano de Jiang Wanyin y le condujo detrás del biombo.

Las ropas del otro quedaron tiradas también, mientras caminaban, haciendo una acuarela, de blancos y lilas, regada por el piso.

Caminaban solo con sus pantalones, tambaleándose y temblando. Los cuerpos ardientes y los ojos fulgurantes, en uno, unas llamas violetas, en el otro, azules.

- Xichen, espera. - se detuvo en el borde de la cama. - Espera. Tenemos que hablar antes.

Lan Xichen se sentó entonces y tiró de Jiang Wanyin. Éste se movió y tomó al otro de los hombros para quedar sentados frente a frente.

- Espera. Antes de continuar tenemos que decidir cómo lo vamos a hacer. Pregunté al respecto - se avergonzó de inmediato y bajó la cara. Nunca diría en voz alta a quién. - Y deberíamos definir quién hace qué.

- Yo también pregunté. - Ahora ambos estaban rojos. Se ve que habían consultado a sus pobres hermanos. Wei Wuxian había sido más abierto y directo. El pobre de Lan Wangji había hecho lo posible por ayudar, tomando en cuenta el desprecio que sentía por el jefe Jiang.

- Yo quisiera probar ambas posiciones. - Dijo Jiang Wanyin tímidamente. - Si no, ¿cómo sabría...?

- Yo también. - le respondió emocionado. Y se volteó a buscar algo en su mesita. Sacó una cajita de madera. Jiang Wanyin comprendió de inmediato lo que era. También le habían explicado sobre esto.

Sonrieron algo tímidos. Era algo tonto, después de lo que ya habían hecho, pero ambos estaban avergonzados, y algo incómodos, al aceptar que habían tenido que investigar, porque no sabían qué hacer en ese punto.

Jiang Wanyin se acercó y le dio un beso tierno, lamiendo el arco del labio superior, para luego morderlo con fuerza.

Lan Xichen respondió con su lengua, pasando por el labio inferior más grueso, chupándolo después.

- Tu cinta, quítatela.

- Tu cinta, quítatela

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Anochecer y amanecer. Parte 2. XiCheng - ChengxiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora