Nota:
Brief exchange. Chino Moreno
XII. Gusu. Esa noche de otoño.Sin más, Jiang Wanyin volvió a dónde acaba de estar. Separó las piernas y empezó a besarle por todos lados, entreteniéndose más en el agujero que pretendía inundar.
- ¿Qué haces? ¿Cómo? - y ya no pudo hablar, mudo de placer. Lo que hubiese querido decir se convirtió en una serie de gemidos y jadeos incomprensibles.
En vez de parar, tomó esos quejidos como una invitación e introdujo su lengua allí, abriéndose paso poco a poco, separando con las manos para llegar mejor.
Como pudo, Lan Xichen le tomó del pelo. A esas alturas ya ambos estaban despeinados y daba igual. Del puro placer, llevó sus piernas al pecho. Zidian se enrolló en el Jade, amarrando sus piernas en esa posición.
Así, Jiang Wanyin podía comer a gusto y llegar más lejos con su lengua. Ahí, el sabor era diferente. Más fuerte e intenso, pero igual de embriagador.
Cuando estuvo satisfecho del atracón que se dio, tomó la cajita de madera y hundió sus dedos. Estuvo un buen rato abriendo a Lan Xichen. Valió la pena verle retorcerse de placer y perder la compostura.
Rogaba, gemía, jadeaba. Era imposible entender lo que pedía. Pero Jiang Wanyin lo sabía. Cuando sus dedos ya no encontraron resistencia, untó un poco más del lubricante en su propia ansia. Estaba muriendo de ganas por entrar.
Y entró. Primero la punta, que fue aprisionada por movimientos involuntarios; y luego, poco a poco, mientras se abría paso, moviéndose como una ola que rompe en la orilla, el resto de su longitud y anchura.
En ese punto, ambos gemían y sollozaban, Lan Xichen debajo, temblando, y Jiang Wanyin arriba, entrando.
- Wanyin, es demasiado. Me estás matando. - sollozaba, con lágrimas en los ojos. A pesar de que estaba más abierto, nada le preparó para la sensación de ser partido en dos.
- ¿Quieres que pare, Xichen? - Preguntó, preocupado.
- A menos que te lo pida, no pares, por favor. Dame, dame con todo, Wanyin. Sólo déjame quejarme. - Y le besó.
Entonces, Jiang Wanyin, retomó la tarea de penetrar a Lan Xichen, aún amarrado con un chispeante Zidian.
Cuando por fin logró meterse entero, el que estaba abajo se agarró de su cuello. Así, estaba aún más dentro. En vez de parar, esto le desató el ansia. Ya sin miramientos, empezó a golpear con más fuerza.
Cuando embestía se quedaba un momento suspendido dentro, y luego se retiraba. A ratos, se movía en círculos de izquierda a derecha o a veces en olas de atrás hacia adelante.
Cualquiera que fuera el movimiento, Lan Xichen se retorcía debajo de él y le agarraba fuerte con las manos.
Nunca habían sentido nada igual. En Lan Xichen se alternaban placer y dolor, gritando descontrolado. Todo su cuerpo hervía como si fuese lava. No miraba, sólo sentía. Se había convertido en una vibración que empezaba ahí, donde Jiang Wanyin estaba dentro de él.
El otro, gritaba al sentirse aprisionado en ese espacio caliente y húmedo, que le apretaba y no le dejaba ir. Ese agarre le hacía desfallecer.
Mientras más fuerte daba, más profundo llegaba. Sentía que iba a reventar en una explosión de luz. Toda su piel ardía. Empezó a embestir cada vez más rápido y fuerte.
- Más, Wanyin, más.
Y así hizo. Jiang Wanyin le dio todo lo que tenía para dar, y como la vez anterior, ésta se vino sin poder avisar.
Se desplomó sobre Lan Xichen, quién no había podido terminar; pero quién agradecía que Jiang Wanyin, sí. Un poco más, y le mata.
Así, abrazados, uno sobre el otro, trataron de recuperar el aliento. Zidian volvió a ser un anillo, en el dedo de su amo.
- Pensé que moría - dijo el que estaba arriba.
- Casi me matas - contestó el que estaba abajo.
Se besaron suavemente, ya entumecidos de tanta pasión. Poco a poco, Lan Xichen empezó a acariciarle. Era todo muy suave y dulce.
Se sentó en el respaldo de la cama, pegando su espalda a éste. Jiang Wanyin encima de él, desfallecido, no parecía darse cuenta que también le acomodaba encima.
Sin dejar de besarle, llevó una mano detrás de Jiang Wanyin y abrió entre las nalgas, buscando ese lugar mágico. El otro hombre reaccionó, gimiendo y abriéndose de piernas sobre él.
Lan Xichen recordó que debía usar el ungüento y alcanzó la cajita, para ponerse bastante en las puntas de los dedos. Volvió a besar arriba y a hurgar más abajo.
Suavemente, empezó a dar masajes recorriendo la longitud de la pequeña circunferencia. Con algo de timidez, metió un dedo, apenas la punta.
Daba círculos dentro, sintiendo el calor y la humedad. La abertura le tiraba y aprisionaba.
Jiang Wanyin se incorporó, quedando pecho contra pecho, para que fuese más fácil que el dedo entrase. Esto permitió que el Jade usara más dedos y llegar más hondo.
A horcajadas, gimiendo, Jiang Wanyin mordía sus hombros, mientras gemía. A Lan Xichen, esos gemidos le daban ganas de devorarlo. Había una fuerza convulsa en sus entrañas. Nunca se había sentido así, con ganas de poseer a alguien tanto.
- Ya no aguanto más, Xichen. Entra, ya - susurró Jiang Wanyin, ahogándose en gemidos.
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Anochecer y amanecer. Parte 2. XiCheng - Chengxi
General Fiction#xichengfest2021 Día 3. Amor prohibido Segunda parte de la serie de tres. Empecé la historia porque en algún grupo de FB comentaron una imagen de Jiang Cheng rompiendo la puerta del Hanshi a zidianazos. En ese mismo post, pedían que Zidian tuviera...