14. La calma

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Nota:

Imagen: www.freepik.es

Diamond eyes. Deftones

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XIV. Gusu. Esa noche de otoño.

Jiang Wanyin se colocó al lado y quedando boca arriba empezó a reír.

- Estamos hechos un cuadro. Tendrás que quemar las sábanas. - Y rieron ambos.

- No pienso ni lavarlas. Huelen a Wanyin ahora. - Se puso de lado, para verle mejor. Su mirada era muy dulce e intensa.

- No, no. Debes quemarlas. Me moriría de vergüenza que quien lava tu ropa se entere de lo que pasó aquí. - Y se tapó la cara.

- Jajaja. Terminarás quemándolas con Zidian. - Le acarició la cabeza y lo atrajo hacia él dejándole sobre su pecho. - Wanyin, serás mi muerte.

- Y tú la mía, Xichen. - levantó la cabeza y le dio un beso. - Deberíamos lavarnos...

- No creo poder levantarme de la cama. - Le sonrió como si estuviese viendo a la luna llena.

- Tienes razón. - E hizo un puchero. - Yo tampoco puedo. - Acto seguido, se acurrucó en ese pecho con marcas de sus dientes.

Miró su mano y notó por fin que Zidian no estaba.

- Pero, ¿Qué diablos? ¿Dónde está Zidian?

Se incorporaron un poco para buscar y Lan Xichen lo vio en su mano.

-Está aquí. - y le mostró el anillo en su dedo. Río despreocupado.

- Parece que ha encontrado un nuevo amo. ¿Lo aceptas?

- Con todo mi corazón.

Se vieron una vez más concentrando todo el amor que sentían en sus ojos y en las llamas en ellos.

¿Cómo había pasado esto? Hace un año no tenían ni idea qué habría sido posible algo así.

Lan Xichen miraba a Jiang Wanyin cómo se mira la luna llena y el cielo estrellado. Estaba maravillado con él, su intensidad y ternura, su violencia y tenacidad. En su Wanyin no había nada a medias, no había nada tibio.

Y él moría de ganas de saborearlo y sentirlo en toda su plenitud. Ahora entendía mejor por qué la gente le temía. No podían con tanta pasión e intensidad. Ese hombre no le temía ni al placer ni al dolor. Los disfrutaba con todo su ser. Ser amado por alguien así, le robaba el aliento. Se sentía compelido a vivir de verdad.

Por su parte, Jiang Wanyin estaba seguro que nunca en su vida nadie le había procurado tanta ternura. Lan Xichen le recordaba el carácter amable y dulce de su jiejie, pero además tenía la capacidad de apaciguar la peor de sus tempestades, el más grande de sus arrebatos de ira. Esa certeza de ser aceptado y amado sin condiciones, le parecía irreal. La profundidad del alma de su Xichen, hacía que Jiang Wanyin se sintiera ansioso por conocerle y disfrutarle totalmente.

Eran felices.

Se quedaron dormidos. Ésta fue la segunda vez en mucho tiempo que ambos pudieron descansar.

La tormenta se convirtió en una llovizna sin más.

Afuera, había habido un espectáculo de colores con relámpagos violeta y truenos azules, que había culminado en algo parecido a las auroras boreales.

Adentro, sólo dos amantes durmiendo.

La ternura y la pasión.

La madrugada y la noche.

Truenos azules y relámpagos violeta.

Las montañas y los lagos.

El viento y la lluvia.

La paz y la alegría.

El amor.

El amor

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Anochecer y amanecer. Parte 2. XiCheng - ChengxiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora