Extraño

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CAROL

Me hice expectativas y suposiciones muy altas y demasiado estúpidas con solo un par de semanas que llevo de conocido al Sr. Blaze. ¿En qué cabeza cabe que un hombre como él; guapo y atractivo, se fijaría en una mujer como yo; regordeta y para nada sensual? ¡Sí, solo cabe en una mente pequeña y tonta como la mía!

Resoplé, escogiendo la pintura para encargar entre la paleta en mis manos, el color indicado para las paredes del club. Hace días que no sé nada del Sr. Blaze, por lo que los ánimos y los maravillosos sueños que había tenido con él se han esfumado de la noche a la mañana. No me gusta pensar tanto en un hombre que ya tiene una relación formada. Dejando de lado esos pensamientos, realicé la llamada a la tienda, encargando todo lo necesario para los trabajos de la semana que viene.

—No puedo creer que sea sábado y estés trabajando, Carol — Ethan apoyó las manos en mis hombros y los apretó suavemente—. Estás muy tensa.

—¿Qué otra cosa hago que no sea esto? — gemí, enderezando la espalda debido a su masaje—. Y tú pasas otro sábado conmigo.

—Somos amigos, aunque seas bien aburrida, eso no quiere decir que te vaya a dejar sola — siguió masajeando mis hombros—. ¿Pizza, películas y helado? — susurró en mi oído.

—¡Tu sí sabes lo que me gusta hacer! — me levanté de un solo golpe de la silla—. Ve poniendo la película mientras ordeno la pizza.

—Espérate, Carol Favela Manrique — me detuvo por los hombros y me giró hacia él—. Era sarcasmo, ¿no lo notaste?

—No, entonces, ¿para qué lo propones?

—Porque quería invitarte esta noche a algún club o ir de barra — sonrió ampliamente.

—Sabes que no soy de ir a ese tipo de lugares.

—Solo será un cerveza, ¿sí? Dime qué sí y prometo comprarte mucho helado.

—No trates de compararme con helado — sonreímos al tiempo—. Iré, pero si no me gusta el ambiente volvemos a casa, ¿estás de acuerdo?

—Te va a gustar — apretó mi cachete y sonrió—. Ponte guapa, dulzura.

Su comentario me hizo sonrojar. Aparté sus manos de mi rostro y fui directo a mi habitación a cambiarme. Pensándolo bien, creo que no me vendrían nada mal pasar un rato fuera de casa y olvidarme por completo del mundo a mi alrededor. Después de todo, siempre estoy propensa a sucumbir en depresión cuando algo me sale mal o me afecta.

Opté por ponerme un vestido azul oscuro, con escote pronunciado, pero no tan revelador, y de largo hasta el medio de mis muslos. Fue lo mejor y lo único del armario que me quedó bien, a mi parecer, claro está. Apliqué un poco de brillo en mis labios, tomé mi cartera y salí a la sala junto con Ethan. Él, por su parte, recorrió mi cuerpo en una fracción de segundo, y sonrió tomándome por la cintura y pegándome a su cuerpo. Sus labios quedaron a centímetros de los míos, por lo que no encontraba dónde meterme.

—¿Qué te pasa? — murmuré con el corazón latiendo muy rápido y fuerte dentro de mi pecho—. Estás actuando muy extraño, Ethan.

Traté de soltarme de su agarre, pero me sostuvo firme entre sus brazos y su pecho.

—Estoy perfectamente — mordió sus labios, apoyando las palmas de sus manos en mi cadera—. Estás fascinante esta noche, dulzura mía.

Kilian Blaze[En Físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora