Kilian Blaze[En Físico]

Piedra

Al caer la noche, Carol despertó a causa del dolor de sus quemaduras, por lo que avisé a una enfermera que se encargó de darle el medicamento para el dolor, la inflamación y la infección. Una vez la enfermera nos dejó solos me hice a su lado y acaricié con la yema de mis dedos sus cabellos. Esos hermosos ojos se encuentran muy rojos e hinchados de tanto llorar.

—Fue horrible... — sollozó, cerrando los ojos y sacudiendo la cabeza levemente.

—Lo importante es que estás sana y salva, y a mi lado, desde luego — deposité un beso en su frente—. ¿Qué fue lo que sucedió? ¿Cómo es que t quedaste encerrada en la caverna?

—No lo sé, me encontraba trabajando en los últimos detalles de tu oficina y la luz comenzó a fallar de nuevo. Llamé a Ethan, y él me dijo que cortara la electricidad desde la caja. Eso hice. Cuando intenté salir no pude, él no me contesto más nada y fue cuando te llamé — inhaló aire por la boca—. A partir de ahí todo pasó muy rápido. Fueron milésimas de segundos en los que todo quedó cubierto en llamas... y luego no recuerdo más hasta que desperté acá en el hospital.

—Siento tanto que hayas tenido que pasar por eso, mi vida — la abracé suavemente, pero en realidad muriendo por aferrarla a mí y nunca más soltarla—. A partir de este momento, nunca me separaré de tu lado.

—Nunca lo hagas, mi amor — verla llorar me mata.

Me quedé abrazándola y acariciando su cabello hasta que de nuevo se quedó dormida. No hay que ser un adivino para saber quién está detrás de todo este asunto. Ethan lo confirmó con su barata excusa de tres pesos, y Carol me lo terminó de corroborar con sus palabras.

La puerta se abrió y por ella entraron mis padres. Les hice señas y salimos de la habitación para hablar fuera de ella sin que Carol nos escuchara. Desde que despertó ha estado sufriendo mucho por ese dolor y, prefiero verla dormir tranquilamente, antes de tener que ver como el dolor la consume cada segundo.

—¿Qué pasó con Ethan?

—Quería entrar a verla, pero ya me hice cargo de él, hijo — me dijo mi padre.

—Me gustaría cuidarla mientras solucionas el problema, mi amor —me dijo ella viendo a Carol a través del cristal—. La raza humana cada vez está peor. ¿Por qué ese hombre le hizo ese daño? A decir verdad, a estas alturas de la vida ya nada me sorprende. Hay quienes con tal del goce propio, no les importa destruir a quien sea. Solo ten mucho cuidado, ¿sí? — mi madre me abrazó y le correspondí de vuelta—. Cada quien se labra su destino. Es una pena que las personas no piensen antes de actuar.

—No estoy seguro de dejarla sola, pero necesito resolverlo antes que pase a mayores.

—Está en las mejores manos, hijo, no tienes que preocuparte — mis padres se dieron un pequeño beso en los labios—. Francis se quedará cuidándote, mi amor.

—Vayan con mucho cuidado — mi madre le acarició la mejilla y él asintió.

Puede que mi padre no sea el hombre más perfecto sobre la faz de la tierra, aun y con sus cientos de imperfecciones el amor de mi madre siempre ha sido intacto. Puede que pasen tormentas en sus caminos, pero lo importante es que están juntos luchando para sobrevivir en esa catástrofe.

Salí con mi padre del hospital y nos dirigimos directamente al puerto. Toda la sección que pertenece a nuestra familia se encontraba vacía. No es la primera vez que optamos por la tortura y muerte como una salida a un problema, pero, ¿de qué otra forma se le hace justicia al mal actuar de una rata como lo es ese maldito?

Todos en la vida tenemos una gran variedad de caras para mostrar al mundo; la buena que oculta la oscuridad de nuestro ser, la alegre que esconde las tristezas más profundas de nuestra alma, una de pena que llama lastima y una mala que no es en lo absoluta verdadera, pero que nos margina como monstruos. Solo unos cuantos tienen el privilegio de ver realmente tu rostro y lo que escondes debajo de el.

Puedo ser el hombre más paciente, bueno e inteligente del mundo, pero también puedo ser el verdugo de un cuerpo sin alma ni luz de esperanza no desea tener de enemigo. Así como Ethan no tuvo compasión con mi conejita, no la voy a tener con él. La única diferencia entre él y yo; es que yo no dejo con vida a esa piedra que está en medio de mi camino constantemente haciéndome tropezar.

—Por fin tengo el placer de deshacerme de tan estorbosa escoria que no hará menos en esta tierra. Al parecer no te quedó muy claro las veces que te dije lo más civilizadamente posible que no te cruzaras en el camino de mi mujer y el mío — dije en el umbral de la puerta—. Espero que todos sus asuntos hayan quedado resueltos y, si no fue el caso, no tiene nada de qué preocuparse; el diablo nunca deja cuentas pendientes, Ingeniero.