Rencor

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Esa confesión detonó en mi ser un sentimiento que jamás en la vida había experimentado. El dolor, la traición, la tristeza, la desilusión, el puñal afilado y puntiagudo desgarrando mi piel hasta atravesar mi corazón lentamente fue mucho más doloroso que las mismas quemaduras que sufrí en la piel. El hecho de que se haya atrevido a matarme; porque de algo sí estoy segura y, es que, Ethan lo hizo con esa intención de dejarme sin vida, acabó con el poco cariño que aún guardaba en mi corazón hacia él. Todo lo habría imaginado, menos que fuera él el culpable de lo que ese día, aún y con todo lo que le supliqué ayuda, sucedió.

Él, que por años se dedicó a ser la única persona en el mundo en quien yo confiara. Años de una falsa amistad se ha ido al mismísimo infierno. Años en los que fuimos inseparables y me permití llorar entre sus brazos cada noche por la soledad y mis inseguridades. Años en los que juró quererme más que a nada en este mundo. Años en los que prometió estar para mí y no dejar que nadie se burlara de mí. El cariño y el amor que una vez sentí por él me quema por dentro y me hace sentir la peor mujer del mundo por haber entregado mi entera confianza a alguien que simplemente no tiene alma ni corazón. Fui una estúpida. Más no deja de doler como un demonio su traición. Ethan lo fue todo en algún punto de mi solitaria vida, porque siempre fue tierno, comprensivo, detallista, cariñoso... buen amigo y hermano; fue único. Lo amaba como el hermano que jamás he tenido. Descubrir esa gran mentira de su parte me deja totalmente desarmada y vulnerable. Creí conocerlo, pero cuan equivocada estaba.

Lágrimas llenas de rabia y dolor abandonaron mis ojos sin poder retenerlas por más tiempo, a la vez que la opresión en el pecho no me dejaba respirar ni mucho menos articular palabra alguna. Kilian me estrechó entre sus brazos y su pecho, susurrándome lo poco que debía importarme un infeliz que llegó a lastimarme cuando decía quererme.

—¿Por qué lo hizo? — apenas si pude tomar aire para hablar—. ¿Por qué?

—Porque es un bastardo traicionero y poco hombre — tomó mi rostro en sus manos y unió nuestros labios suavemente—. Ese hijo de puta no merece las lágrimas de mi mujer.

Lloré desconsolada en su pecho hasta que no supe ni en qué momento me quedé profundamente dormida.

KILIAN

Me quedé observando su rostro y cuidando de sus sueños como lo he venido haciendo desde hace un mes. Sus pesadillas esta noche son más fuertes, estoy seguro. La forma en la que solloza, se remueve y murmura entre sueños hasta despertar de golpe y asustada termina por romperme aún más. Sé que debí matar a ese maldito hace tiempo; no obstante, Carol es mi prioridad y hasta no verla bien y de nuevo ser ella no voy a tener paz.

En la noche dormí muy poco y, a decir verdad, no me importa tener que levantarme cansado, pues el veneno que hay en mi corazón me da la suficiente fuerza que necesito para mi propósito del día. Hasta no finiquitar de raíz con Ethan, no tendremos vida.

Salí del baño envuelto en la toalla y me quedé de pie observando en medio de nuestra habitación a Carol sentada en la cama. En cuanto me vio, alzó la mirada y me regaló una escasa sonrisa que no le llegó a los ojos. Sus emociones están a flor de piel. La fragilidad con la que se encuentra en este momento me deja muy claro que me odiará en cuanto le diga el resto de la historia.

—¿Cómo amaneciste, mi amor? — me arrodillé a sus pies, tomé sus manos y dejé un suave beso en sus nudillos.

Ver sus ojos llenarse de lágrimas de nuevo por ese bastardo genera que por toda mi sangre corra la rabia en una fracción de segundo. Cómo detesto verla llorar por otro hombre.

—Aun no logro asimilarlo del todo — musitó.

—Sé que duele; la traición cuando viene de alguien que quieres es lo más doloroso que pueda existir — besé sus muslos desnudos, ahí donde esa marca le recordará siempre quien fue el causante de ella—. Sin embargo, eso solo significa que él no era lo suficientemente sincero y fiel a tu cariño. En la vida hay gente buena y mala en una misma proporción; nunca sabremos si las personas que nos rodean son honestas del todo.

—Era como mi hermano... — apretó los labios antes de soltar a llorar de nuevo—. Lo quería como a uno.

—Afortunadamente no lo es, princesa — entrelacé nuestras manos y se me quedó viendo con los ojos llorosos—. Eres la mujer de mi vida, a la única que he amado y estoy seguro de amar por el resto de mis días. No he sido del todo sincero contigo. No me justifico, porque sé que debí decirte esto hace mucho tiempo, pero ver lo mal que te encontrabas no me lo permitió. No quise darte más sufrimiento en ese momento; sin embargo, eso no quiere decir que no estés en el derecho de saber la verdad. Aún más cuando eres la perjudicada en todo este asunto — suspiré viendo la decepción y la tristeza en sus lindos ojos—. Tengo a Ethan encerrado en una bodega desde hace un mes. Antes de que me preguntes; lo único que deseo es acabar a ese miserable con mis propias manos hasta que se arrepienta en muerte el sufrimiento que le causó a la mujer más importante de mi vida. Eres libre de pensar lo que quieras de mí, tampoco soy un ángel para negar lo que es más que evidente. Soy lo que soy; no me arrepiento de nada de lo que he hecho por proteger lo que más amo en la vida —acaricié su mejilla, viendo el remolino de lágrimas formarse en sus ojos.

—Vas a... matarlo, ¿es eso lo que me quieres decir? ¡Dios mío, Kilian! — jadeó horrorizada.

—Sí, porque nadie en este maldito mundo queda respirando después de haber puesto sus asquerosas manos para hacerle daño a mi mujer — me tensé cuando esquivó mi toque—. Ódiame si quieres, pero ten por seguro que no voy a permitir que absolutamente nadie te haga daño y esté feliz de la pelota por la vida como si nada. En este mundo, es como se paga la traición.

Kilian Blaze[En Físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora