Interrupción

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KILIAN

Carol tiene algo que me atrae de sobremanera. Ese algo no es solo su perfecto y divino cuerpo, es algo más que aún no he podido encontrar en su mirada. La forma en la que se avergüenza y suelta cada palabra cuando está nerviosa la hace ver muy tierna e irresistible para mí. Puedo notar con suma facilidad lo que por su mente cruza, por lo que esa conexión que entablamos ella y yo desde un principio se ha vuelto más fuerte. De alguna manera me siento demasiado atraído por su timidez cada que estoy enfrente de ella.

Sé perfectamente que soy su cliente y que por nada del mundo se debe mezclar lo laboral con lo pasional, pero, ¿cómo no resistirme a esa mirada de deseo y vergüenza que tiene en este preciso momento? Imaginarla y soñarla no es lo mismo que tenerla a mi entera disposición. Esta es mi oportunidad, una más que tengo de poder dar un paso más. Aunque lo que menos quiero es asustarla, suficiente tengo que siempre huya con alguna estupidez.

—No se quede callada, Carol. ¿Cuál es el lugar que se está quemando? — insistí, llenándome de paciencia.

No soy hombre de perder el control muy rápido, por lo que podríamos durar un buen rato hablando de este mismo tema sin problema alguno.

—Es... es... — mordió sus labios, cerrando los ojos y respirando aceleradamente.

—Dígame — murmuré, dando un paso corto y cauteloso hacia ella.

Abrió los ojos, separando los labios y viendo directamente los míos. La necesidad de tocar y sentir su piel me llevo a hacerlo. Primero se tenso bajo mis dedos, pero conforme acariciaba la palma de su mano que descansaba sobre la mesa, mi corazón más se aceleraba. Es suave, justo como lo había pensado.

—Puede confiar en mí y hablarme lo que le moleste o no. Debemos tener una buena comunicación, ¿no?

Soltó el aire bruscamente por la boca, temblando bajo la yema de mis dedos y humedeciendo cada cierto segundo sus labios.

—Sí, pero... no me haga caso, Sr. Blaze — tragó saliva—. Es que tengo una mente que piensa cada segundo del día, por lo que a veces se me sueltan las palabras en las personas equivocadas. Sigamos trabajando, ¿sí? –apartó la mano suavemente.

Di un paso atrás, entendiendo sus palabras.

—Perfecto. Pero como ya le dije, puede confiar plenamente en mí y decirme lo que le pasa. No es bueno tragarse las cosas para uno solo...

—¿Interrumpo?

«Sí» Me dije para mis adentros.

Carol y yo giramos la cabeza hacia June, quien con una ceja elevada y cruzada de brazos nos dio una mirada curiosa a ambos. Se me había olvidado por completo que había quedado con mi hermana en acompañarla a Londres.

—No, no interrumpe absolutamente nada, Srta — Carol respondió rápidamente—. Yo ya me iba, Sr. Blaze. Permiso —tomó la tableta en sus manos y se marchó con la cabeza agachada.

Solté el aire por la boca, dejándome caer de nuevo en la silla. Será que debo de ser más directo con ella o será que debo seguir haciendo las cosas como hasta ahora. Es muy difícil llegar a ella, cuando se escuda con el trabajo y cientos de excusas sin sentido. Esa es la misma razón por la que me sigue atrayendo.

—Al parecer sí los interrumpí — soltó una risa—. Pero la he salvado, pobre estaba buscando la manera de escapar de tus garras.

—¿No tienes mejores cosas que hacer? Me acabas de arruinar el momento.

—Ay, vamos, a ti no te quedará grande conquistarla, además de que, por encima se le nota que bota la baba por ti.

—¿Eso crees? — giré la cabeza hacia ella, curioso a su respuesta.

—Dejo de ser una Blaze si no es el caso — sonrió ladeado—. ¿Estás teniendo problemas para conquistar a una mujer, Kilian Blaze? Tú, al que le cae moscas por doquier del cielo.

—Tampoco tan así.

Soltó una carcajada.

—¿Sabes? No todas las mujeres captamos las indirectas, y si lo hacemos, nos hacemos las de la vista gorda por dos razones: la primera, porque no nos interesa la parte contraria, y segundo, porque de tanto tenerlos en el pensamiento, una se crea un mundo orgásmico que nos impide dar la cara y afrontar ataques tan directos como los tuyos — se llevó la mano a la barbilla, simulando que pensaba—. Invitala a cenar o a tomar algo, claro está que, como nada más que una salida de distracción de trabajo. No pierdes nada con intentarlo.

—¿Desde cuándo das consejos de cómo conquistar a una mujer?

—Desde el momento en que vi a mi hermano menor fracasar con una. Además, ¿qué es eso de que confíes en ella? Me quieres explicar, porque si yo me perdí, ella ni se diga — negó con la cabeza riendo.

—Vámonos, no hay tiempo. Además, debo volver cuanto antes, no puedo dejar el club solo por muchos días — me levanté de la silla y crucé por su lado sin siquiera mirarla.

—¿El club o a la diseñadora? — la escuché decir atrás de mí.

A veces las hermanas pueden ser una patada en los testículos, pero cuanta razón tienen en algunas cosas. ¿Será que debo hacer lo que me ha dicho June para llegar a Carol? Me quedé pensando, mientras salíamos del club hacia la pista de la mansión de mis padres.

Kilian Blaze[En Físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora