Ragnarok, la batalla final entre Dios y hombre.
Una idea que fue propuesta por la primera Valkyrie al ver que el destino de la humamidad esta casi comprometido a la extinción. Aquella idea fue aceptada a duras penas, sin embargo hasta las valkirias tenian claro que no les seria posible a los humanos vencer a las deidades, asi que la trampilla no faltó.
El volund, una tecnica que permitia al humano portar un arma divina gracias a la union de su alma con la de una hermana Valkiria, el cual hasta momento, no los estaba salvando de su extinción.
En cuanto el segundo combate habia comenzado, se esperaba que el dios Indú peleara en contra del representante de la humanidad, pero al no poder divisar a su hermano menor en su lugar, el soberano de los mares suspiro. Tenia una idea vaga de lo que su anciano hermano tenia planeado hacer.
En el lapso de tiempo entre la primera batalla y la segunda, se dedico a observar la arena, inhalaba entre tranquilo y enfadado el aire limpio que los rodeaba, su fornido pecho subia y bajaba levemente ante su respiración. Los observaba atentamente, a los humanos; aun no quitaba su postura de que debian ser extinguidos.
- Tu hubieras peleado por ellos, ¿no? - pensó mientras posaba una de sus manos en su mejilla, y dirijia la mirada a la Valkiria - Tu... - se comenzó a enojar.
El sentimiento profundo, oscuro y doloroso de la rabia hacia poco tiempo que volvio a ser mas frecuente en el, y también con sus apariciones inesperadas. Muchos se cuestionaban aquello, ¿por qué su temporada de calma y serenidad habia concluido tan repentinamente?.
- Si el Ragnarok invoca a almas, cualquier alma - apretaba el agarre en su tridente, hasta que el su muñeca se notaran algunas venas sobresaliendo -, ¿por qué ella no esta aqui?.
¿Ella?, ¿quién es ella?.
Como se lo esperaba, y dejando sorprendidos a todos los espectadores en ambos vandos, relajandolo un poco, Zeus habia cambiado lugar con Shiva, quien supuestamente pelearia contra la humanidad en la segunda ronda. Suspiro nuevamente, recargandose en el respaldo de su trono y cerrando los ojos.
Uno de los hijos de Zeus, Ares, habia aparecido para presenciar el efrentamiento de su padre, al lado de su hermano menor, Hermes.
Al sentir una leve presión en su nariz abrio nuevamente con algo de fastidio, sin embargo aquello seso en cuando se encontró con la figura de una bella mariposa de alas moradas, la observo en un silencio eterno. Hasta que emprendió vuelo de nuevo, la siguio con la mirada de forma disimulada, hasta perderla de vista.
Ahí el sentimiento de nostalgia comenzo a presenciar su pecho, manifestando una mueca dolida en su angelical rostro, y volvia a recargarse en el respado, con una de sus manos tapando su rostro y mirando el cielo azul con un brillo triste en sus orbes azules cual océano. Jurando que veia la figura de su adorada pelinegra en las blancas y esponjosas nubes, recordando...
Caminaba por su palacio con notables señales de enfado, de un lado a otro buscando con algo que le calmara la colera que estaba sientiendo en aquellos momentos; los mares hacian su molestia mas visible, ya que estaban alborotados, con fuertes y grandes olas.
Detuvo su andar ante la presencia de mariposas, su enfado disminuyo un poco pero aun tenia aquel mal sentimiento en su vacio pecho. Sabia quien había llegado solo con ver aquellas alas delicadas, coloridas y frajiles.
- ¿Todo bien, Poseidon? - volteó rapido, encontrandose con una deidad femenina de su mismo panteón.
La reconocio al instante, no con ver su delicada y bella figura, con su calida y suave voz ya tenia algo de calma. Ella, con su brillante cabello negro y largo, y ojos rosados brillantes, que lo miraban con dulzura y el amor que sentia por el.
- Si ____, puedes irte - contesto cortante, dispuesto a irse para seguir intentando calmarse a solas.
Algo que le disgustaba bastante, era que su amada esposa lo viera con aquella cara molesta y con actitud seria, fria aunque dispuesta a asesinar a sangre fria; odiaba que su bella mujer lo viera de esa forma.
La femina del lugar solo amplio su caracteristica sonrisa, para acercarse a paso lento al rubio, quien no se digno a mirarla. Y no lo hizo hasta que sintio sus delicados brazos abrazar su cuello, formando un confortante abrazo, y mezclado con el aroma a rosas de ella. El soberano se logro calmar.
Sabia que la pelinegra estaba suspendida en el aire, ya que el era considerable mas alto que ella, la dejo sentarse en su hombro, donde ella continuo con sus muestras de afecto en completo silencio, que relajaba aun mas a su esposo.
- ¿Estas mejor ahora? - preguntó mientras seguia acariciando el cabello sedoso y rubio con calma, dandole un relajante masaje.
El no respondio, simplemente cerró sus azules ojos para apoyar su cabeza en el muslo cubierto de la mujer, que lo seguia mirando y acariciando dulcemente. Respiraban tranquilamente, mientras se mantenian en un comodo y familiar silencio, aquel matrimonio era bastante peculiar, pero eso lo hacia totalmente perfecto.
Sin duda gracias a aquella femina se habia evitado un debastador desastre natural.
Recordo ese calido momento con una mirada ahora serena, revivio nuevamente la voz de su adorada, su expresion amorosa, su suave voz, sus adictivas y cariñosas muestras de amor hacia el, haciendo que mostrara aquella suave, bella y sincera sonrisa que solamente fue dirijida a ella.
Bajo su mirada marina nuevamente a la arena en su momento con solamente Adān y su hermano menor, con un silencio. Como era de esperarse, la deidad subestimaba al mortal en frente suyo, una vez el rubio del combate hizo presente el famoso volund, para que luego, el Dios Heimdall del panteón Nordico, anunciara que oficialmente el segundo enfrentamiento del Ragnarok comenzaria.
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𝐌𝐢 𝐌𝐚𝐫𝐢𝐩𝐨𝐬𝐚 | ᴘᴏsᴇɪᴅᴏɴ
Fanfiction"𝗠𝗜 𝗠𝗔𝗥𝗜𝗣𝗢𝗦𝗔" Durante la tercera ronda de la batalla final entre Dios y Hombre, Ragnarok, en la cual el soberano de los mares Poseidon y el mayor perdedor de la historia Sasaki Kojiro se enfrentaban a muerte. Sin embargo, el Dios no habia...