Aunque tocó fondo en las sáladas aguas del estadio, su voluntad nunca flaqueó al deseo de esta vez ganar sobre todo, asi que escaneando todo cuidadosamente, salio del territorio del agua para poder acercarse lo suficiente a Poseidon, y aquello lo logró casi.
En un ataque fallido por atacarlo directamente, decidió rematar con otro movimiento; Estilo Ganryu: Garra del tigre. Mientras intenaba conectar uno de sus ataques a Podeidon, este con solo un movimiento, con su tridente logró partir por la mitad la hoja de la katana de Sasaki.
Cada vez que los humanos habían intentado vencer a los Dioses, estos habían roto sus esperanzas, pero esta vez sería diferente, esta vez, era Sasaki Kojiro quien peleaba.
- Esta bien... - murmuró Sasaki, sonriendo y mirando su katana rota - Me rindo... - susurró - O, eso me gustaría decir.- rió - Pero eso no sucederá esta vez...
Tras el brillante reflejo del filo de su katana miro a su amigo, Musashi, a los ojos, mientras recordaba la mejor y ultima batalla de su vida, que fue contra su amigo. Mientras el humano se hundía en sus memorias, orgulloso y agradecido de haber vivido como lo hizo, se vió un destello color purpura, casi invisible.
El rubio fue uno de los que lograron distinguir aquel color que rodeaba el cuerpo de Kojiro como un aura protectora, y entonces pudo distinguir el rostro de su esposa que acogía en su velo al humano, quizo sonreir, pero se lo autoimpidió; ya que una diminuta e invisible lágrima abandonó su ojo y traso un húmedo y delgado traso en su mejilla derecha.
- Tenías razón, ¿eh? - pensó mientras observaba una vez mas los ojos de su adorada - Jamás dejaste de cuidarlos.... y de protegerme, ¿verdad?.
En el lapso de tiempo desde el fallecimiento de la esposa del señor de los Mares, las bestias marinas dejaron de atacar tanto a los humanos y las amenazas al castillo de Poseidon se vieron drasticamente disminuidas, además de que dos años despues de su muerte, las mariposas dejaron de estar en peligro de extinguirse ya que los humanos se pusieron como una prioridad cuidar a aquel bello insecto.
- ¡Hey! - le llamó el humano, haciendolo volver a la realidad - Poderoso soberano de los mares, ¿esta bien si te hago una pregunta?.
No dijo nada, solo lo observó en silencio.
- ¿Alguna vez te haz dejado llevar y has entrenado hasta que salió el sol?.
- Ella si....
- ¿Alguna vez has soltado lagrimas de gratitud por los que hicieron mas fuerte?, ¿Alguna vez has sentido admiración por tu oponente en una pelea a muerte? - preguntó tomando el otro extremo de la hoja rota - Perdón, error mio - volteó a ver al rubio sonriéndole -. Jamás has sentido nada de eso, ¿eh?.
Todo lo que le describia el humano le traían mas memorias de su adorada, de todo lo que lucharon juntos en sus días de vida, todo lo que ella peleo cuando se le pidio, ademas de una amable deidad y excelente esposa, segun Poseidon, fue una excelente guerrera cuando su padre Zeus se lo solicitaba.
- Para serte honesto.... - continuó hablando el humano, sosteniendo ambas hojas, una en cada mano - La espada... forma parte de nuestra historia, los corazones de idiotas de todas las épocas - apretó la hoja y el mango en sus manos - ¡¡Es imposible que pierda contra una tipo que jamás ha considerado las esperanzas y los sueños de los demás!!.
Entre los detellos se logro ver como las partes de su espada se transformaban en sus manos, junto al brillo del alma de la segunda hermana Valkyrie y el respaldo de la voluntad de la deidad mariposa de proteger al humano, forjando dos katanas.
RE-VOLUND
Usó ambas katanas repartiendo mil estocadas, el arte que aculumó en todas su derrotas pasadas le hacian destacar entre las gradas, las hojas impactaban una tras otra haciendo daño en cada golpe conectado, mas lo que nadie esperaba era ver el cuerpo divino de Poseidon repleto de cortes y moretones, enfadandolo.
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𝐌𝐢 𝐌𝐚𝐫𝐢𝐩𝐨𝐬𝐚 | ᴘᴏsᴇɪᴅᴏɴ
Фанфик"𝗠𝗜 𝗠𝗔𝗥𝗜𝗣𝗢𝗦𝗔" Durante la tercera ronda de la batalla final entre Dios y Hombre, Ragnarok, en la cual el soberano de los mares Poseidon y el mayor perdedor de la historia Sasaki Kojiro se enfrentaban a muerte. Sin embargo, el Dios no habia...