ᴄᴀᴍʙɪᴏꜱ -𝓚𝔂𝓶𝓪𝓷

Stan

Todos esperaban aquella venida ¡El eclipse lunar de sus vidas! Cada quien en su habitación emocionados por saber su categoría. Después de todo, ya tenían 17 años y la gran mayoría de la ex clase del señor Garrison se iba a presentar ante la sociedad.

Esa noche cuatro chicos no podían pegar un ojo ante la emoción.

—Estoy 10000% seguro de que seré alfa —comentó con orgullo el pelirrojo en la otra línea.

—Siempre se te dan las probabilidades —respondió un azabache con aburrimiento, hundió la brocha en el esmalte negro y dio una pasada sobre una de sus uñas.

—¡Obvio, todos lo mencionan desde mi nacimiento! —otra vez esa voz altanera, giró los ojos y respondió con monosílabos, total el chico no se daría cuenta.

El joven Stan estaba aburrido, usaba la excusa de hablar con su amigo para ignorar a sus padres y, de paso, aprovechar para pintarse las uñas. Su objetivo en un inicio era despejar su mente de la rutina típica de sus progenitores: discusiones diarias que terminarían en agresiones físicas si no fuera por una Shelly universitaria que no paraba de defender a su madre de los insultos de su padre, ya saben cosas de "familia rica". Giró los ojos, odiaba que el adolescente de orbes esmeralda cambiara el tema a algo más personal. No se malentienda, Stan ama hablar de cosas triviales con Kyle, le resultaba entretenido saber de los últimos chismes o escuchar las bromas estúpidas que hacía Cartman, su pelirrojo amigo siempre fue bueno para exagerar la situación y hecharse flores, (cosa que no le molestaba pues le parece grandioso que sus amigos tengan tan alta autoestima); el desagrado venía cuando la conversación se desviaba hacia las ramas y se enfocaba en temas como lo familiar o personal, era demasiado estresante tener que dar excusas o inventar algo para no recibir un sermón, prefería ignorar todo lo que decía y solo darle la razón. No es que el pelirrojo le cayera mal, era su amigo y eso los hacía algo unidos, pero la confianza que se tuvieron a los 10 años murió y eso era algo que Broflovsky aún no entendía. Stan hacía todo lo posible para hablar de cosas simples, hacer cosas simples y llevar una amistad simple, pero el chico no ponía de su parte y solo lograba hacerlo exasperar o incomodar.

Un suspiro salió de sus labios y prefirió ver sus manos, sonrió al ver que el pintado de las uñas había sido perfecto. Era algo un tanto simple, pero complejo con una base negra, una estrella plateada en el centro y pequeñas decoraciones alrededor que lo hacían más llamativo y "dark". Se felicitó a sí mismo y dio un vistazo a su mano izquierda, gruñó al ver que le faltaba la otra mano y que posiblemente no le saldría igual de perfecta que en la derecha.

—¿Estás bien, amigo? —preguntó Kyle al escuchar el gruñido.

—Sí, solo que papá me está llamando—mintió entornando los ojos y desesperado por darle fin a la conversación.

—¿A esta hora?— La incredulidad en la voz le recordó que era una misión imposible tratar de engañar a Kyle.

—¿Qué hora es?— decidió desviar el tema.

—Ya casi las once—. El ruido de una botella estrellada los sobresaltó. —Stan... — La voz preocupada del chico le dio ansiedad, maldecia a su padre por tal acto irresponsable, mañana sería un día largo y tedioso con preguntas acerca de su  vida personal. Conocía demasiado bien al pelirrojo y su terrible obstinación no lo dejaría en paz hasta conseguir una respuesta lista y concisa.

—Stan yo- —el azabache no lo dejó terminar.

—Ugh, el atarantado de mi padre quiere que le ayude a guarda hierba—. De un salto bajó de la cama, gritó un pequeño "hasta la próxima" y cortó al instante. Estiró sus extremidades y se puso sus guantes, sabía a la perfección que Randy le iba a reclamar las uñas pintadas, pero su "obra de arte" era más importante que un regaño así que decidió usar las prendas "rockstar" que Clyde le había regalado.