Kyle 2

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Las primeras luces mañaneras se hicieron presentes en el pueblo, las alarmas de los padres sonaron conforme el sol avanzaba y el típico gallo que ronda en las granjas iniciaba una segunda ola de cantos. Los pollitos salían a comer los restos de los insectos, los granjeros escupian insultos, el personal de limpieza renegaba con cada barrida que daban y los dueños de las pastelerías pagaban pequeños sobornos para que su lado sea el primero en ser limpiado. Las cabezas de las familias salen en busca de bocadillos, largas colas se forman en las tiendas de pan y el regreso a su casa es alegre y tranquilo, no hacen ruido y tampoco tienen la intención de hacerlo, todos esperan con ansias el despertar de sus hijos y agradecer (o maldecir) al destino.

Los primeros gritos eran de esperar, las familias vociferan con alegría la selección de la Luna, grandes abrazos y desayunos se dan en el transcurso del gran y profundo sueño del cual es preso nuestro pequeño Kyle.

La suave brisa mañanera llega hasta las cortinas blancas del judío, la suave tela empieza a danzar y a remover el gran cúmulo de cáscaras de insectos que cubría el pálido cuerpo. La tela, una vez logrado su objetivo, ocasiona leves cosquilleos que terminan en un creciente e irritante picor en la nariz; era solo cuestión de tiempo para que un viento fuerte se presentara y levantara a Kyle con tremenda reacción alérgica.

-¡Mierda!- gritó al sentir como el quinto estornudo lo hizo sentarse de repente. Con ayuda de sus dedos cubrió su nariz de inmediato y miró hacia la puerta preocupado, de forma inconsciente cerró los ojos y esperó un severo regaño. Regaño que nunca llegó pues (a su parecer) su mamá no había escuchado. Con el corazón más en calma empieza a estirar su extremidades y a decidirse entre si descansar un poco más o levantarse y mantener su asistencia perfecta, un nuevo bostezo sale de sus delgados labios e inconscientemente empieza a recostarse en la desgastada alfombra, el sueño era mucho más poderoso y no estaba dispuesto a luchar en contra por lo que simplemente se dejó llevar, o bueno, lo intentó, pues el picor de su nariz y el grito de uno de sus vecinos lograron "reiniciar su sistema".

-¡Soy un Alfa!- se escuchó. Aquel grito de emoción lo hizo levantarse como alma que lleva el diablo y pegó su rostro a la ventana. La escena que estaba presenciando era la de un muchacho de cabellos platinados vociferando en calzoncillos su categoría, dando pequeñas vueltas en su patio mientras los padres lo veían desde la entrada con el rostro bañado en lágrimas, para luego terminar en un gran abrazo familiar. El corazón de Kyle se aceleró, su cerebro hizo clic al ver los restos de insectos en el jardín ajeno y corrió como pudo hasta la entrada de su baño. Buscó la prueba de confirmación, que, ni bien encontró, lo arrancó de su caja y se tomó una muestra de sangre.

-Eso debió doler- escucha detrás de la cortina de baño.

-¿Uhm?-pregunta al no reconocer la voz.

-Lo que quiero decir, mi querido hermano,-hace una breve pausa-, es que te va a quedar cicatriz.

-Agh, no empieces, Ike.

-Y todo por desesperado y descuidado, esa mano te va a estar doliendo toooooodo el día. Luego no digas que no te advertí- las risas de su hermano menor lograron fastidiarlo un poco, lo suficiente para dar un golpe a la cortina y escuchar un leve quejido de dolor.

-No me rompas los huevos y vete a bañar- declara como si fuera un ultimátum, Ike murmura algo y regresa a su baño.

Los minutos fueron pasando y la desesperación de Kyle fue en aumento, su pierna no dejaba de temblar y sus uñas estaban sufriendo, lanzaba suspiros de vez en cuando en conjunto de una larga lista de insultos.

-¿Tienes desesperación o un ataque epiléptico?- preguntó el ahora fastidiado Ike que no podía tomar un baño tranquilo debido al conjunto de sonidos.

ᴄᴀᴍʙɪᴏꜱ -𝓚𝔂𝓶𝓪𝓷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora