t r e inta y un o 🍼

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“¡Si ya tienes algo de ropa sal de la habitación!” Yoongi soltó una adorable carcajada. Estaba cubriéndose por completo con las sábanas de la suave cama en la que estaba sentado. Las potentes feromonas de alfa y omega excitados estaban escapando por el balcón recién abierto y su adorado novio también se encontraba riendo bajito.

“Yoonie, ¿es en serio?” Dijo Jimin finalmente, cuando ya tenía ropa interior puesta. Su omega no era más que una risueña bolita de ropa en el otro extremo de la cama y eso no hacía sino enamorarlo mucho más. “Ahora te portas tímido y adorable, pero anoche no me dejabas siquiera respirar.”

Las mejillas de Yoongi se pusieron rojas rápidamente, aunque el alfa pelinegro no pudo notarlo gracias a la tela que lo cubría.

“¡Santo cielo! ¿Cómo puedes decir eso tan fácilmente, eh? ¡Respete a sus mayores, jovencito!”

Nadie respondió. En cambio, se escuchó cómo un cajón era abierto rápidamente y cerrado con la misma velocidad.

“Amor, ya, hablando seriamente. ¿Puedes descubrirte un momento? ¡Prometo no verte!” En ese mismo instante, la sábana cayó y los castaños y ya largos cabellos de Yoongi quedaron al descubierto, igual que sus ojos y parte de su naricita. “Lindo.”

“¿Qué pasa, Minnie? ¡No quiero que me veas así! ¡Con tanta luz!”

Y tampoco quería verlo a él. Con ese tono de piel acaramelado, o sus marcadas clavículas, o su pecho tan firme, o sus pezones tan apetesiblemente inflamados por tanta succión que ejerció él mismo la noche anterior, o esos fuertes brazos que lo tomaron con tanta adoración, o esos perfectos abdominales, o sus sensuales piernas, o... Bueno, quizá después de todo sí era la gran cosa. El alfa perfecto, alguien con quien jamás imaginó estar en una relación o que jamás de fijaría en él.

Cuando estaba más que perdido fantaseando con el hombre que tenía en frente, Jimin estiró el brazo, abrió su mano y de entre sus dedos colgó una hermosa cadena con un anillo de lo que parecía ser oro.

”¿Me dejas ponértelo?”

Yoongi no pudo hablar instantáneamente, solo sonrió hasta que sus encías se asomaron y asintió frenéticamente, acomodándose en la cama para darle la espalda a su amado y dejando caer la sábana hasta su regazo. Pronto, la presión en el colchón indicó que el menor ya estaba sobre la cama. El collar pasó frente al rostro del omega y rozó su pecho cuando Jimin intentó cerrarlo.

“¿Qué es esto? ¿Por qué un anillo?”

“Bueno,” El alfa apartó algunos mechones de cabello del cuello de su amante. “son bastante populares entre los jóvenes, es un anillo de promesa. Y yo, Park Jimin, te prometo estar siempre a tu lado, hasta que ambos seamos ancianos y ya no queramos hacer el amor. ¡Incluso en ese entonces seguiré adorándote!”

“¡Jimin!”

Yoongi terminó riendo melodiosamente. Cuando la cadena estuvo lista, adornando el bonito cuello del castaño, este se quedó admirando el anillo con lágrimas en los ojos, soltando feromonas tan dulces que parecía haber azúcar y semillas de vainilla pura flotando en el aire. Mientras tanto, Jimin tuvo tiempo de pasear la mirada por la espalda y cuello de su bonito novio; la piel de esas zonas era tan pálida que por el ligero frío que hacía se había tornado rosa, excepto en algunas partes del cuello, en la que figuraban diversas marcas más rojizas, producto de besos que escalaron a ser succiones.

“Es precioso, me encanta, Minnie, gracias.” El omega besó brevemente el anillo con el «MYG♡PJM» grabado en él. De pronto, los gorditos labios de Jimin se posaron en la curvatura entre su cuello y hombro y no pudo evitar apretar los labios. “Jimin...”

Oh, mi bebé • [JimSu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora