d o c e 🍼

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"Y... ¿cómo está?"

Yoongi aún está molesto, o, mejor dicho, furioso. Aquel día, horas después de recibir el sermón por parte del presidente, Youngbae llegó a la oficina con tranquilidad y le dio los datos del viaje que realizaría a Daegu. Le contó qué era el proyecto (curiosamente, una campaña publicitaria de un hospital que trata la infertilidad), el día en que partiría, el día en que volvería y que, a grandes rasgos, un representante legal de la empresa lo acompañaría. ¡Pero nunca mencionó que ese representante era el mismísimo vicepresidente!
Se enteró esa misma mañana en el aeropuerto.

"Bien, gracias, vicepresidente." Era raro, Yoongi notó cómo Jimin estaba más conversador. "¿Y usted?"

Pero, aunque no lo admitiera, estaba un poquito feliz de tener que viajar con un alfa conocido y no uno que apenas y haya visto.
Así que, adaptándose a la situación, sonrió.

"Eh... bien, sí."

¿Estaba nervioso? Como sea, Yoongi acomocó su cabello y tomó su maleta.

"Vamos por un poco de comida."

"¿Comida? ¿Por qué...?"

No le quedó de otra, siguió desde atrás al pequeño hombre que entró a la primera tienda de conveniencia que encontró. Aún quedaban unos cuarenta minutos antes de abordar, por eso no se preocupaba.

"Esto es un viaje de negocios, es trabajo. No vamos a divertirnos." El castaño lo miró con la ceja levantada y ese gesto casi lo hace sonrojarse, casi.

"Yo sé que son negocios, vicepresidente." Yoongi hizo un poco más de espacio entre sus brazos para que cupiera otra bolsa de papitas. "Pero... si ya estamos aquí ¿por qué no divertirnos? Un viaje es un viaje."

"¿Llevarás todo eso?" La falta de formalidades no inmutó a ninguno, en cambio, Jimin volvió a seguirle el paso a Yoongi, que ya había dejado caer todo en caja para que le cobraran.

"Piense así: sólo porque éste es un viaje de trabajo, ¿no comerá?"

El alfa se quedó en silencio unos segundos, enseguida se dio la vuelta y corrió por todo el lugar echándose en los brazos tanta comida como pudo.
En el momento de abordar, Yoongi se dio el tiempo de admirar que, aunque Jimin vestía un pantalón de vestir, su torso estaba cubierto por un delgado suéter de lana beige que de alguna manera lo hacía lucir adorable. Sí, ese hombre definitivamente se veía bien con absolutamente todo.

"¿Está bien?"

«¡Por supuesto que estoy bien, no le tengo miedo a las alturas!» O eso pensó Yoongi cuando el alfa sentado a su costado le cuestionó su estado minutos antes de despegar. Y es cierto que no le daban miedo las alturas, pero cuando el avión entró en movimiento, y notó que sus manos temblaban aferradas a los reposabrazos, recordó que a lo que sí temía era al despegue del transporte.

"Me asusta un poco el despegue." Cerró los ojos con fuerza creyendo que así se sentiría un poco menos aterrador. "Pero pasa rápido, estoy bien."

Jimin arrugó el entrecejo, decidido a ignorar los espasmos que recorrían al pequeño cuerpo del omega en el asiento de al lado.
Entonces, sin poder evitarlo, sus ojos viajaron al reposa brazos que estaba siendo estrujado con fuerza por la delgada mano de Yoongi. El alfa dudó unos segundos, pero cuando un aterrado sollozo salió de los labios contrarios, su propia mano terminó sobre la del castaño y ahí se quedó aún cuando el mayor abrió los ojos para mirarlo extrañado y hasta que el vuelo terminó, aunque ninguno mencionó ni una sola palabra.

"¿Qué deberíamos hacer primero? Alquilé un auto y nuestra primer actividad es mañana temprano." Yoongi le sonrió al hombre que lo guiaba por el aeropuerto de Daegu.

"Podríamos ir a comer. Tengo hambre aún después de haber comido tanta chatarra."

"Vamos, entonces." De alguna manera, todo se sentía mucho más relajado que la primera vez que convivieron por más de una hora; en el camino se dedicaron a soltar comentarios para que el ambiente no se tornara tenso.

"Así que..." Terminaron en un pequeño restaurante de intestinos asados que no contaba con muchos comensales y era atendido por una agradable mujer de mediana edad que los recibió con un «¡Pero qué adorable pareja», claro que tuvieron que aclarar que no eran nada más que un jefe y su subordinado. "¿De verdad quiere dejar la empresa?"

"Por supuesto."

Yoongi asintió echándose algunos trozos de intestino a la boca.

"¿Por qué?"

"Bueno... me gustaría tener un bebé." El alfa guardó total silencio y bebió un poco de la cerveza en su mano. "Le he dedicado mucho tiempo a PMedia, ahora quiero una familia."

"¿Entonces si es usted el del vídeo?"

¿Qué más daba? Jimin también estuvo cuando fue amonestado por esa bochornosa situación.

"Sí. Y sí, así de desesperado estoy." Una risita que fue de todo menos de verdadera alegría.

"Lo siento, pero no puedo entenderlo." Ambos le sonrieron al otro, Yoongi quedando un poco más embelesado porque en los ojos marrones de Jimin se reflejaba el sol del atardecer colándose por la ventana del lugar.

"¿Nunca deseó tener un hijo?"

Esas palabras lograron que la expresión del alfa se endureciera. El castaño lo notó, pero mantuvo su ahora titubiante sonrisa en alto para que las cosas no empeoraran. ¿Había dicho algo malo? Porque así parecía y eso lo estaba poniendo más y más incómodo conforme los segundos pasaban.

"Jamás, no." Otro trago a la cerveza que bastó para terminarla. "Ni lo desearé, odio a los bebés."

Bueno, la conversación no terminó del todo bien, pero muy en el fondo de ambos habían disfrutado de ese pequeño momento.
De vuelta en el coche, y camino al hotel, el celular de Yoongi interrumpió el no tan incómodo silencio que nació en cuanto ingresaron en el transporte.

"¿Bueno?" Jimin miró de reojo al pálido omega. "Sí, estoy con el vicepresidente."

Un molesto bufido y el castaño rodó los ojos con molestia, quien haya llamado parecía no caerle muy bien.

"¿Qué demonios? Regresaré cuando pueda, haz lo que te están pidiendo."

Y colgó sin esperar respuesta alguna, enseguida observó a Jimin y le sonrió en grande, como si nada hubiese pasado.

"¿El señor Hoseok?" Preguntó el alfa queriendo parecer amable, pero mucho menos interesado de lo que realmente estaba.

"Sí, ese idiota."

De nuevo el tono de llamada y el ceño fruncido de ambas personas en el automóvil. Jimin no estaba molesto por quién hablaba, sino por el momento en que hablaba. ¡Estaban trabajando! O esa era su excusa para estar irritado. Miró al frente para no prestar tanta intensión a la conversación ajena, pero sus manos apretando con fuerza el volante le recordaban lo enojado que estaba porque Yoongi mantenía una llamada con otro alfa.

"¿Ahora qué?" Un momento de silencio. "¿De qué demonios hablas? No me importa si lo haces con ropa puesta o no." Jimin abrió los ojos tanto como pudo, imaginando lo peor cuando esa oración salió de los rosados labios del omega. "Ponte lo que quieras, creeme que a nadie le interesa."

Volvió a terminar la llamada como si nada. Ambos suspiraron; Yoongi por terminar la llamada y Jimin porque ya podría relajarse.
Aunque todo iba bien, a los tres minutos de ello el celular volvió a emitir la canción Granade de Bruno Mars, indicando que el castaño estaba recibiendo una llamada.

"¡¿Qué?! ¡¿Qué?! ¡¿Por qué?!" Incluso el alfa dio un respingo cuando la exaltada voz de Yoongi contestó. "Maldita sea, Hoseok. ¡Ponte la bata, que te tomen la jodida foto y deja de molestarme!"

Y, por última vez, colgó, girando en su asiento para ofrecerle una apenada sonrisita a Jimin por su vocabulario. Continuaron normalmente su camino hasta el hotel, donde incómodamente se separaron para ir a la habitación de cada uno para volver a encontrarse la mañana siguiente.

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Oh, mi bebé • [JimSu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora