Dos semanas después de haber conocido al padre de Selene (los demás días fueron muy aburridos) volvíamos caminando del instituto, por el callejón que servía de atajo para poder llegar antes; en aquel callejón se escuchaban ruidos y quejidos, a lo que no dudamos en correr hacia allí para ver que pasaba. Cuando llegamos vimos al pequeño niño, al que Selene le había dado su sudadera, y a otro chico más mayor, debería tener nuestra edad, era más o menos de unos 1'58 centímetros, tenía el pelo negro y tenía la piel blanca, con ojeras bajo los ojos. Llevaba una cazadora gris oscura, con una camiseta de manga corta gris más clara, unos pantalones vaqueros negros y unas zaptillas de lona negras; y estaba pegando al pobre pequeño ,que aún llevaba la sudadera de mi amiga, para que se la diera. Al verlo, Selene se enfadó tanto que sus ojos marrón claro se hicieron de color verde y fue corriendo hacia el chico. En cuanto se acercó a él, le pegó un puñetazo en la cara, lo que provocó que cayera al suelo; en ese momento me acerqué a pequeño para ayudarle.
-¡¡Pero que coño haces niña!!-dijo el chico levantándose del suelo con la mejilla roja.
-¡¡Que coño haces tu subnormal!!-le gritó Selene con los ojos tan verdes que provocaban brillo-¡Esa sudadera se la di yo al pequeño para que no pasase frío, y no pienso permitir que le hagas daño para conseguir algo que no es tuyo!¡Metete con alguien de tu tamaño!-añadió
Al escuchar eso, el chico sonrió y se dirigió a darle un puñetazo en la cara a Selene pero, Selene detuvo el puño justo antes de que le diera.
-Has hecho mal en meterte con ese pequeño niño y ahora al intentar darme un puñetazo.-dijo con mirada con la que parecía intentar asesinarlo. En ese momento se giró y, cogiendo aún el brazo del chico le hizo una llave de yudo provocando que él cayese de espaldas; después le dió un puñetazo en la barriga y, a lo seguido, una patada en la nariz.
-Ya he acabado o,¿quieres más dolor?-le pregunto mi amiga con tono serio
El chico, que tenia la nariz rota, se levantó y miró a Selene fijamente. Estuvieron un rato observandose.
-¡Tú!- gritaron a unisono
-Hija de Ares, Selene González, el ángel exiliado y semidiosa griega.-dijo el chico con la misma sonrisa maliciosa que ponía Selene continuamente
-Hijo de Hades, Nico Di Angelo, el semidiós griego que se saltó las reglas para poder volver devolver su hermana muerta a la tierra de los vivos.-dijo ella devolviéndole la sonrisa
Yo estaba curando al pequeño niño y, al mismo tiempo, estaba impresionada a ver que, aquellos dos, se conocían. En ese momento el tal Nico se giró y me observó de arriba a abajo.
-¿Es a ella a quién has de proteger?-dijo volviendo a mirar a Selene. Ella agitó la cabeza en señal de que sí. Recordé que aún estaba el niño pequeño allí pero,por su cara, no se había enterado de nada. Selene se acercó a él, le revolvió el pero y le sonrió.
-Ya te puedes ir.-le dijo con una sonrisa cálida. El niño obedeció y se fue. Yo miraba a Nico un poco desconcertada y viendo como le sangraba la nariz. Mientras, Nico miraba a Selene y Selene me miraba a mí.
-Vámonos.-ordenó ella. En ese momento me levanté me disponía a caminar cuando Nico, que estaba al lado de Selene, le cogió del brazo.
-Espera.-le dijo mirándola a los ojos fijamente
-¿Qué?-dijo ella
-¿Puedo acompañaros?-preguntó con compasión
-Vale, pero antes te curaré la nariz.-chasqueó los dedos y la nariz de Nico dejó de sangrar
-Gracias.-le dijo sonriendo
-De nada.-le contestó sin ningún gesto facial
Yo seguía observandolos hacía gracia su comportamiento, hace nada se estaban pegando y ahora se ayudaban. "Vaya dos" pensé. Después de eso nos fuimos hacia casa, pero solo nos miramos mutuamente, Nico a Selene, Selene a mi y yo iba cambiando de persona, un rato a Nico, y otro a Selene, hasta que llegamos.