Al día siguiente tenía la cabeza en otra parte, casi me caigo por las escaleras,un poco más y quemo mi desayuno....
Ese día le dije a Claudia que no pasase a recogerme, que prefería ir sola para pensar en aquella misteriosa chica. Al girar la calle me tropecé y caí al suelo. Cuando me levanté vi a la chica que iba en dirección al instituto pero al momento se metió en un callejón, supongo que debía ser un atajo, me fijé en que la chica volvía a llevar la misma ropa que el día anterior, sus mallas negras y su sudadera azul claro, salvo los zapatos, esta vez llevaba zapatillas marrones; así que decidí seguirla. En un instante del trayecto por el callejón, la chica se encontró con un niño pequeño que estaba en el suelo temblando de frío; ella, se paró frente a el y se quitó la sudadera, dejando ver que debajo llevaba una camiseta negra con un escudo de color rojo en el centro, y se la dió al niño. El pequeño se la puso y le sonrió a la chica.
-Gracias.-le dijo el niño muy contento.
-De nada.-Respondió la chica y, para mi sorpresa, sonriendo.
Estoy pensando que tal vez, aunque su mirada te provoque escalofríos, se buena persona y no dé tanto miedo.