Las clases se me pasaron rápido, ya que no presté atención en ninguna. En la hora de recreo, yo me fui con mis amigas, pero aquella chica... Se sentó sola, y no paraba de mirarme, como si estuviese intentando averiguar algo. Cuando acabaron las clases me fui a casa y pasé la tarde viendo la tele. Pero, por la noche, a las 00:00, me desperté por el viento que corría por las ventanas que tenía abiertas, cuando me levanté a cerrarlas me di cuenta de que la chica estaba sentada ayí.
-Pero,¿qué haces aquí?-le dije sobresaltada por la impresión.
-¿No querías saber quien soy?-me respondió con un tono indiferente y con una mirada brillante.-Soy Selene, un ángel y hija de Ares, el diós de guerra.-respondió con un tono firme y seguro.
Al escuchar su nombre, se me cayó el alma a los pies. Una hija del diós de la guerra y con un nombre griego, Selene, que significa Luna. No podía creerlo, ahora entiendo porque no podía decirlo pero,¿por qué a mi sí?
-¿Por qué me dices quién eres?-dije asustada y un poco confundida.
-Porque devo protegerte.-respondió.
-Pero,¿y tus alas, dónde están?-pregunté sin entender que sucedía.
-Me las quitaron-.dijo bajando la mirada.
-¿Qué hiciste?.-dije intrigada.
-Digamos que ser hija del diós de la guerra es un poco complicado, un día me enfadé y..... Acabé matando.
No daba crédito a lo que escuchaba un ángel sin alas, hija de un diós griego que debía protegerme.
-¿De qué se supone que debes protegerme?-pregunté con un poco de miedo.
-Eres especial Nieves, eres hija de Poseidón, diós del mar y quieren asesinarte.-dijo muy seria.-Y yo estoy aquí para impedirlo.
Sentí que el corazón me daba un vuelco, yo,¡¡hija de Poseidón!! Quise gritar, pero no se si de alegría o de miedo, alguien quería asesinarme, pero se que Selene me protegería, sabía que era buena persona o, mejor dicho, ángel, desde que le vi ayudar a aquel pequeño niño.
-Y,¿qué ganas tú por protegerme?-pregunté.
-Mis preciosas alas blancas-dijo con tono frío pero un poco alegre al mismo tiempo.
