Capítulo 3

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Parpadee, abriendo mis ojos. Uno de sus brazos me tenía envuelta alrededor de la cintura, mi espalda contra su pecho. Nunca me he quedado con un chico, pero acabé tan cansada que no supe exactamente cuándo me quedé dormida. Parpadee un par de veces más y retiré cuidadosamente su brazo; afortunadamente él no hizo ningún movimiento que me avisara de que estaba despierto. Tomé su camisa del piso y la pasé por mi cabeza antes de tomar mis bragas de la mesita de noche donde terminaron. Caminé por el pasillo hasta encontrar una ventana enorme en la habitación de al lado y me abracé a mí misma, acercándome a ella. La ciudad que nunca duerme. La vista es preciosa desde su apartamento. Pasé una mano por mi cabello y me acerqué a la silla donde había dejado mi bolso para buscar mi celular; con curiosidad por saber la hora.


4 de la mañana.
¿Será prudente pedir un taxi?
No quiero estar aquí cuando despierte, esas son mis reglas.


Suspiré y abrí mis mensajes para preguntarle a Emery dónde estaba.

5 minutos. No hay respuesta.
¿Qué se supone que haga?
Quedarme, sé que quiero quedarme.
Me divertí demasiado con él.
Pero fue sólo físico; lo emocional no está permitido.

Hice una mueca cuando mi celular vibró en mi mano con la notificación de un mensaje entrante.

Em: Justo debajo de ti, querida.(...) bien, eso sonó raro. Pero James vive en el apartamento del segundo piso, ¿no es asombroso? ¡Y por supuesto, me dijo que estabas allí arriba!¿Estás bien, Liv? ¿Quieres que nos vayamos? Seguimos despiertos después de ya sabes qué y James se ha ofrecido a llevarme a casa porque le he dicho que en unas horas debo salir a desayunar con mis padres;):


Me reí antes de poner los ojos en blanco, esta mujer está loca.


Liv: Voy contigo, sabes que nunca me quedo. Nos vemos abajo en 5.


Guardé mi celular en mi bolso y me apresuré a cambiar su camisa por mi top, trabajando en mis jeans después. Afortunadamente, Oliver no mostró ningún signo de despertarse. Me alisé el cabello lo mejor que pude con los dedos y tomé los tacones en una mano antes de mirarlo por última vez. Todavía está muy, muy dormido. Se ve tan guapo.


Cállate y date prisa, Liv.


Dudé por un momento y me acerqué a dejar un pequeño beso en su mejilla antes de desaparecer por el pasillo.






—Entonces.. —Em me instó, sentándose a mi lado con curiosidad escrita en cada rasgo de su rostro. Si no se hubiera visto obligada a salir con sus padres por la mañana, seguramente me habría preguntado sobre esto a primera hora; acribillándome con preguntas sobre lo que pasó con Oliver.

Recuerdo su nombre, qué novedad.

Escalofriante.

La miré por unos segundos antes de encogerme de hombros y concentrarme en mi cuaderno de nuevo. La puesta de sol desde la terraza es increíble y estaba arreglando detalles de mi dibujo antes de que ella regresara.

—Oh, vamos Livy. Dime cómo estás. —hizo un puchero y se acomodó, prestándome tanta atención como pudo.

Suspiré, no iba a sacármela de encima diciéndole nada. —Fue bueno, muy bueno, si soy sincera. Pero se acabó, sabes que no lo volveré a ver.. A menos que me busque y tenga que rechazarlo porque soy una bruja y no me interesa tener citas.

Em se rió antes de enarcar una ceja. —Noté la forma en que lo mirabas desde que tus hermosos ojos se centraron en él.

Ugh. A veces odio que pueda leerme tan bien.

Querido Valentine: Donde viven las historias. Descúbrelo ahora