Oliver
—¡No me importa! —Ella gritó al teléfono, claramente molesta. No pude evitar reír. —Diles que no tienen 24 horas. —Dijo, rodando los ojos. —Soy la jefa, por el amor de Dios. Les di tiempo suficiente para terminar este trato. Eso es todo lo que voy a decirte, ahora no me molestes más, estoy ocupada. —Colgó y suspiró, resignada.
Joder, si que da miedo cuando se enoja.
Me miró por un momento y soltó una risita. —¿Pensando en alguna chica bonita, hermano? —Bromeó.
Puse los ojos en blanco antes de dedicarle una mirada de pocos amigos a mi hermana. —Es imposible pensar en una chica bonita cuando estás discutiendo al teléfono a lado de mí, Gi.
—Vete a la mierda.
Dios bendito.
—Desafortunadamente no puedo hacer eso, tú has sido quien me ha llamado y quien ha pedido que viniera, ¿recuerdas? —Dije, enarcando una ceja.
Suspiró una vez más. —Sí, lo siento. Estoy... estresada.
—No te sentirías así si..
—Lo sé. Lo sé, pero yo elegí esto. Soy la mayor, después de todo. No podría hacerte pasar por eso.
—Lo sé, Giana. Pero ya no necesitas protegerme. Deberías estar conmigo, deberías poder disfrutar tu vida en lugar de hacerte cargo de su inmundo imperio por él.
—No es tan fácil. —Susurró, de repente luciendo triste.
Odio esto. Odio lo que le ha hecho. Lo odio.
—Ya no somos niños, Gi. —Tomé a mi hermana entre mis brazos. —Ya no puede controlarte. Deja que la familia de mamá ayude.
—Sabes lo que pasa cuando alguien interfiere con sus planes. Con nosotros. —Levantó la cabeza y me miró con esos ojos ámbar idénticos a los de nuestra madre. Lágrimas silenciosas comenzaron a correr por sus mejillas.
Desearía que esto fuera fácil de terminar. Pero sé que no puede ser así.
—Te he estado protegiendo desde ese día. Seguiré haciéndolo porque no quiero esta vida para ti.
—Yo tampoco quiero esta vida para ti. La familia te extraña. —Sonreí, pero la sonrisa no llegó a mis ojos. —Mia se casó hace unas semanas.
—¿En serio? —Sus ojos se iluminaron con la noticia. —Oh, estoy tan feliz por ella. —Me sonrió, y mordisqueó su labio inferior, tratando de dejar de llorar. —Yo también los extraño.
—Ven conmigo. Déjalo. Necesito a mi hermana a mi lado.
Cerró los ojos, más lágrimas humedeciendo sus pestañas. —Si me voy contigo, él irá a buscarme. Y no me dejará verte más. —Susurró. —Me alejó de la familia de mamá por desobedecerlo. —Me miró con dolor impregnado en sus ojos. —No sobreviviré sin verte.
—Que se joda. —espeté. —Al carajo con todo esto, haremos lo que sea necesario.
—Lo que sea necesario, ¿eh? —Su voz perforó mis oídos. Entrecerré los ojos, flexionando mi mandíbula. Escuché a mi hermana jadear.
Giana tomó mi brazo, manteniéndome en mi lugar. —No lo hagas. —murmuró.
Me concentré en mirar la pared, intentando calmarme.
—No te acerques a él. —Advirtió Gi.
—Oh, mi querida hija. Puedes ser mi heredera, pero conoce tu lugar cuando se trata de mí. —Respondió nuestro padre.
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Querido Valentine:
RomanceAlguien me dijo una vez que al final todos somos historias. Entonces, cuando la historia va por un callejón sin salida y no puedes decidir la curva que quieres tomar para sobrevivir antes de chocar, incluso cuando sabes que la perspectiva está en ju...