Capítulo 40

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Will se escapó de los policías y corrió al encuentro del ginecólogo.

-¿Cómo está?-preguntó.

Jasper suspiró y miró al suelo. Casi en voz baja, dijo:

-Laura está bien. La tendremos en vigilancia hasta que tengamos los resultados, como te he dicho antes, pero se encuentra estable. El niño... Su corazón no late, Will. Lo siento. Te podré dar más información cuando tengamos el análisis, pero su corazón ya no late, eso está claro. Lo siento mucho. 

El mundo se vino abajo para Will. Ya no oía las palabras de Jasper, ni las de los policías. Solo oía la voz de Laura anunciando el embarazo, las palabras de Alberto hablándole a su hermano pequeño. Solo veía a su madre enseñándole a Laura fotos de cuando ella estaba embarazada y la cara de su padre al enterarse de que iba a ser abuelo. Solo recordaba los dibujos que su hermana hacía incorporando al futuro miembro de su familia y a Maribel hablando con Finn sobre la bonita pareja que harían sus hijos. Solo se veía a él con su hijo en brazos. Solo veía recuerdos perdidos y fantasías rotas. 

Sabía quién había sido. No tenía pruebas, pero las encontraría. Se limpió las lágrimas, pero estas seguían saliendo, así que habló con ellas:

-Gracias, Jasper. Estoy seguro de que has hecho todo lo posible, al igual que Carmen. ¿Puedo ver a Laura?

-Caballero, ya le he dicho que tiene que venir con nosotros a comisaría.

-¡Yo no he hecho nada!¡¿Cree que mataría a mi hijo?!-exclamó Will llorando desconsoladamente.

Jasper separó a los dos, observando el jaleo que se estaba armando en el pasillo del hospital.

-Will, cálmate. Entra y quédate con Laura. Yo voy a acompañar a estos oficiales a tu casa para revisarla y demostrarles que no has hecho nada, ¿vale? Pero tienes que estar calmado o te echarán. 

No esperó ni dos minutos. Will entró a la habitación en la que se encontraba Laura. La compartía con una madre aparentemente joven. La saludó rápidamente y se sentó al lado de Laura, en una silla que ya estaba ahí. Cogió su mano y, con la que quedaba libre, acarició su estómago, como si su hijo aún estuviera con ellos. 

Mi amor no es ciego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora