Capítulo 34

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Cuatro meses habían pasado desde ese altercado y en la casa de Will y Laura todo iba bien. El embarazo ya se notaba en el cuerpo de Laura y Maribel iba dejándole la ropa que le venía pequeña, y es que ya tenía siete meses de embarazo. 

La familia de Will había decidido comer cada domingo juntos ante las muchas quejas de María. Decía que iba a tener un segundo nieto y que no le habían dado tiempo a disfrutar del primero, así que Will decidió cesar los comentarios proponiendo comidas familiares los domingos. Y ahí estaban en ese momento, frente la casa de los padres de Will.

-¡Ay, mis niños!¡Venid, venid!-exclamó María al verles en la puerta. Por fin se había librado del cáncer por completo y su pelo había vuelto a la normalidad, para alegría de la mujer. 

Alberto abrazó a su abuela, quien lo cogió en brazos. Julie bajó corriendo por las escaleras a saludar a su hermano.

-¿Me has echado de menos esta semana, pequeñaja?

-¡Ya no soy tan pequeña! Tengo casi diez años-se quejó la niña.

-Pero celebramos tu cumpleaños la semana pasada-comentó Laura.

Julie la miró haciendo un puchero y se escondió entre las piernas de su madre, quien seguía teniendo a Alberto en sus brazos. Will rio ante la situación, pero no pudo evitar pensar en lo diferente que era todo sin Percy. Ese era un pensamiento que recorría su cabeza cada vez que iba a casa de sus padres. Como todos los domingos, una fuerte mano apoyada en su hombro le despertó de entre sus fantasías.

-¿Por qué siempre soy el último en recibir un abrazo tuyo, hijo?-preguntó Charles abriendo los brazos ante Will.

Este sonrió y le hizo caso, refugiándose en los brazos de su padre como si fuese un niño de nuevo.  

-Vamos, sentaos. He hecho lasaña para comer. Y hay ración doble para Laura y nuestro querido nieto-dijo María pasando por al lado de Laura, parándose para tocar su abultada barriga.

Mi amor no es ciego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora