Capítulo 46

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Había pasado una semana desde aquella noche. Laura no sabía nada de lo que había pasado y se había recuperado de la intoxicación. Tras una noche más de vigilancia, le dieron el alta y la pareja pudo volver a casa, no sin recibir antes unas pautas que Laura debía seguir para curar el corte de la cesárea.

Todo iba bien hasta que se encontraron a dos personas llegando a su casa, una de ellas con un bebé en brazos. Los cuatro se quedaron quietos en la puerta de la casa, ya que llegaron al mismo tiempo. Tras carraspear, una de las personas dijo:

-¿Por algún casual es usted Laura Sánchez?

-Sí, ¿quiere algo?-respondió ella.

-Somos de Servicios Sociales. Venimos a presentarle a la bebé que adoptó la semana pasada.

Will miró a Laura, quien parecía confusa.

-¿Perdone?

Will abrió la puerta rápidamente.

-Me da a mí que esto va a ser largo. Pasen, por favor, discutamos mientras nuestro hijo no está en casa-dijo indicándole a la pareja que podían pasar.

Cuando los cuatro estaban establecidos en el salón, la misma mujer que había hablado fuera empezó a explicar lo que sucedía:

-La semana pasada nos llegó un contrato conforme usted, Laura Sánchez, solicitaba adoptar  a esta bebé porque sus padres no la deseaban. Al principio nos negamos, ya que usted no estaba. Pero el joven nos explicó que estaba pasando por un aborto espontáneo y no se encontraba con ánimos de salir de casa, así que la llamó y usted confirmó la adopción. Hemos venido personalmente a mostrarle a la niña por esa misma razón.

-Pero eso no es verdad. Yo no he firmado nada ni nadie me ha llamado-dijo Laura, preocupada.

-Eso no puede ser, tengo aquí mismo la solicitud junto con el contrato para hacer válido el trámite de adopción.

-¿Me deja ver ese contrato?-preguntó Will.

La mujer asintió y, cuando el moreno cogió la hoja, la bebé empezó a llorar en los brazos del compañero de la mujer. Laura se levantó y se acercó a él.

-¿Puedo cogerla?-dijo Laura, sorprendiendo a Will.

-P-Por supuesto.

Laura acomodó a la niña en sus brazos, que empezó a llorar con menos fuerza hasta que se durmió otra vez. No sabía por qué había seguido ese impulso que la había llevado a coger a la bebé, pero esa escena le recordó al momento en el que los médicos pusieron por primera vez a Alberto en su pecho, nada más salir de su cuerpo.

-Ese hijo de puta... Lo siento, mamá-susurró Will.

-¿Hay algún problema?-preguntó la mujer.

Will miró a Laura, quien estaba embobada con la bebé. Suspiró y se dirigió a la pareja:

-¿Nos pueden dejar un momento a solas, por favor?

Los compañeros de trabajo fueron a la cocina un momento, dejando a la pareja sola. Will se acercó a Laura, que mecía a la niña.

-Es la hija de Percy-dijo de repente.

Laura dejó de moverse.

-¿En serio?

-En serio.

-¿Cómo he adoptado a la hija de Percy?-cuestionó Laura.

-Dijiste que la persona que te entregó el té tenía la voz algo forzada, ¿verdad?

-No puede ser-se sorprendió Laura.

Los dos se quedaron unos segundos en silencio, hasta que Will se inclinó para ver a la niña. Era muy pequeña y aún tenía la cara algo arrugada. Respiraba lentamente, incluso Will sintió un poco de envidia de cómo dormía. Se preguntó cómo algo tan pequeño y bonito pudo haber sido creado por su hermano.

-¿Si no nos la quedamos, qué pasará con ella?-preguntó Laura.

-Probablemente se la lleven a un orfanato o casas de acogida. A no ser que mis padres quieran aceptarla, que no lo tengo tan claro.

Laura pensó en lo que había pasado en el orfanato con Sabrina y negó con la cabeza.

-No podemos dejarla ahí. Vamos a quedárnosla. No me fio de esos sitios... Quiero que la criemos nosotros. Podría ser la hermana de Alberto-sonrió Laura.

El rostro de Will seguía serio. No quería hacerse cargo de la hija de su hermano, pero, por otro lado, la niña no tenía culpa de lo que su padre había hecho. Miró la cara de Laura. Sonreía, pero estaba claro en lo que pensaba: en el niño que acababan de perder y en lo que había pasado cuando era niña en el orfanato dirigido por Sabrina. Suspiró y la abrazó, con cuidado de no molestar a la bebé.

-Debería trabajar un poco más en eso de no poder decirte que no-comentó.

Laura rio suavemente y dejó que Will la abrazase por más tiempo. Pasados un par de minutos, preguntó:

-¿Tiene nombre?

-En el papel pone que se llama Sofía.

Laura pensó que era un bonito nombre.




































Queda poco ya.

Mi amor no es ciego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora