IX

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-Ya valí madres. 

Nash se acercó a Takao, quedándose a simples centímetros de él. El joven retrocedió, chocándose con el rickshaw. 

-No me digas que, después del puñetazo, creías que podrías huir así sin más-comentó Nash, disfrutando de ver a su "presa" tan asustada. 

-N-no, obviamente no, la vida son dos días, qué mejor que me peguen una paliza y me vaya a ver a San Pedro -respondió con el humor que le quedaba Takao- si veo a Satán le pregunto si tenéis wifi en el infierno, ¿quieres?

Nash se rio, era la primera vez que, amenazando a alguien, los nervios de esa persona hacían comentarios tan divertidos. 

-¿Quieres hacer un trato? -preguntó el rubio, acorralando aún más a Takao.

-No hace falta, no hago tratos con monos 

De la nada Takao tenía una mano al rededor de su cuello. No lo apretaba lo suficiente para asfixiarlo o algo por el estilo, pero se encontraba medio inmovilizado. 
Tras el rápido movimiento de Nash, Takao intento colocar sus manos en el brazo contrario para alejarlo. 
No sirvió de nada.

-Te repito, ¿Quieres hacer un trato Kazunari? -el nombrado asintió, esperando que así la fuerza de la mano disminuyera. 
No fue así. 

-Es muy sencillo, si durante dos semanas evitas a tus amigos -hubo una pequeña pausa mientras soltaba a Takao del cuello- os dejaremos en paz.

Takao ante la repentina liberación empezó a toser, ahora sí que estaba asustado.

-Y si -Takao tosió- ¿y si mejor hacemos todos un partido como revancha?

Nash soltó una carcajada- ¿Un partido? Estaría interesante ganaros esta vez, aunque tengo que hablarlo, pero me sorprende que tú específicamente lo propongas, cuando ni siquiera jugaste el anterior. 

El 10 del Shutoku no respondió nada. Admitía que él en el partido no jugaría, y Akashi haría su técnica secreta con Midorima, pero si conseguía convencer a Nash de lo del partido, sus amigos les volverían a ganar y se irían de vuelta a EEUU. 

-Bueno, veo que no vas a decirme nada. ¿Un partido como la otra vez?

-Sí, una revancha por vuestra parte, nosotros la aceptamos -hubo silencio- la condición es que, durante este tiempo, ninguno de ustedes vengan a molestarnos o fastidiarnos

Y otra vez se hizo silencio, Nash estaba pensando. 

-Vale, podemos los jugadores del Jabberwock no hace-

-No, todos, Haizaki incluido, que no vuelva a molestar a Kise, a nadie. 

Takao, aun en esa situación en la que podría salir mal parado, seguía firme frente a Nash. Podían fastidiarlo a él lo que quisieran, pero a su querido Shin-chan o amigos nunca. 

Se miraron ambos a los ojos durante unos eternos seguros, Nash lo miraba de forma divertida mientras Takao lo hacía decidido, intentando ocultar que estaba muy asustado.

-O sea, en resumidas cuentas, ¿Hacemos un partido de revancha y las condiciones es que nadie de nosotros os haga algo? -Takao asintió- sobre lo de Haizaki no sabemos qué podríamos hacer, ese chico tiene mucho rencor guardado. 

-Da igual, decidle que no moleste a Kise, que pare de una vez 

-I got it I got it... Pero yo tengo otra condición -Kazunari lo miró confundido- durante el partido tú estarás animándonos a nosotros desde la banca y no podrás acercarte a tus amigos en este tiempo de preparación. 

Silencio. Y más silencio. 

Takao pensaba si valía la pena. ¿Si no veía a Shin-chan y a sus amigos durante ese tiempo harían el partido? 
Le molestó el hecho de no poder ver a Midorima, pero así harían el partido como habían hablado horas atrás. 

-¿Si acepto haréis el partido? 

-Yeah

-¿En una semana?

-Una semana, en la cancha del parque donde Daiki encontró a Ryouta. Y tú estarás en nuestro banquillo animándonos, recuerda -se alejó de Takao- y más vale que empieces a ignorarlos ahora, avísales sobre lo del partido y ya, si tú no cumples nosotros tampoco. 

Takao miró cómo Nash se iba pensativo y, de alguna forma, contento. 
Tras unos segundos en los que el jugador del Shutoku no se movió, giró sobre sus talones para dirigirse al rickshaw. 

-En cierto sentido creo que la he cagado 

-¿Cagado en qué? Nanodayo

-¡Shin-chan idiota, me asustaste! 

-Ha pasado mucho tiempo, ¿qué te hizo tardar tanto? -preguntó el peliverde, acercándose al contrario preocupado. 

-Na-nada, sólo estuve hablando con una per- fue interrumpido

-¿Qué son esas marcas en el cuello? -Midorima rápidamente se interpuso entre Takao y el rickshaw, colocando suavemente sus manos en la cara de éste. 

-Pues... De alguna u otra forma he conseguido un partido contra el Jabberwock... -el pelo ceniza se calló por unos segundos, no podía decir su condición, ¿verdad?

-No he preguntado eso, las marcas de tu cuello -ante la preocupación del peliverde, incluso ignorando la bomba que acababa de soltar Takao, éste último solo pudo suspirar y contarle lo ocurrido, exceptuando la parte en la que desaparecería de su vista.

 -Y... Así es cómo acaba esta storytime 

Midorima se mantenía en silencio, observando y analizando la situación. Por los gestos nerviosos de Takao, él sabía que algo no le había comentado, pero no iba a obligarlo si no quería. 

-Sube al rickshaw, te llevo a casa, me encargo de avisar a los demás del partido. 

-¿Me vas a llevar?

-Tú sube, nanodayo -se ajustó sus gafas a la vez que le daba la espaldas al más bajo. "¿Qué no me has contado Takao?"



¿Por qué tenías que ser tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora