VIII

360 32 12
                                    

Cuando Kagami y Himuro dejaron de hablar se dirigieron al salón, buscando un lugar para sentarse. 

Kagami buscó sitio cerca de Kuroko, interrumpiendo de forma inconsciente la conversación existencial de éste con Kise y Takao. 

Ambos jóvenes se miraron y sonrieron, Takao yéndose con su compañero de equipo y Kise con Aomine. 

Murasakibara había dejado libre una silla a su lado para Himuro, el cuál se sentó ahí sin dudarlo, robándole a su amigo una patata frita. 

-Chicos, acabo de recibir mensajes con la información -dijo Akashi, rompiendo todo el ambiente de alegría, cambiando a uno mucho más pesado. 

-¿Saben por qué golpearon a Kise? -Preguntó rápidamente Aomine, callándose de golpe cuando vio la cara de Akashi ante su interrupción- cla-claro que siempre primero hay que dejar terminar a Akashi, queridos amigos. 

-Gracias Daiki -carraspeó su voz- como decía. Por lo que han encontrado sí que Jabberwock está detrás de esto. Pero antes de que me interrumpáis, no saben cuál sería la razón de todo esto -hubo un silencio- sí, no hay que ser muy listo para saber que fue la derrota en el partido, no alcanzaron a entender eso. 

-Vale, están detrás los Jabberwock, ¿Cómo obtuvieron la información de Haizaki? -Cuestionó ahora Midorima, uniendo todos los cabos en su cabeza. 

-Resulta que alguien vio al rubio del equipo de Jabberwock juntarse con Haizaki después del partido, o sea que no fue coincidencia, Haizaki se encontró con ellos para venganza -explicaba Akashi, mirando a Furihata de reojo para ver cómo estaba.

-¿Hay alguna información más? -continuó preguntando Midorima, ante el silencio que se había hecho.

-Sí, los Jabberwock nunca salieron de Japón. 

-¿¡No se han ido!? -dijo Kise, levantándose de la rabia

-Hey Kise, ven, siéntate -comentó Aomine, agarrándolo del brazo para sentarlo. 

-No, no me siento, ¿Ahora qué se supone que vamos a hacer? ¿Quedarnos sentados? Oh vamos, ¿no pueden aceptar una derrota justa y largarse que ahora están tocándonos los pies?

El resto de gente estaba callada, Kise tenía razón, no era justo que ellos habiendo ganado limpiamente sufrieran de esa forma. 

Y compréndanlos, ellos ya hicieron lo que tenían que hacer, estaban de vacaciones, no para que unos perdedores los estén molestando por puro capricho.

-Ryouta, tranquilízate -comentó Akashi, comprendiendo el enfado- hablaré con los hombres de mi padre y que ellos lo arreglen, no tardarán más que un par de días. 

-Akashi-kun, perdón por interrumpirlo, pero no me parece bien que metas a los hombres de tu padre -respondió Kuroko, sabiendo que si de milagro se salvaba del tema de la ceremonia de matrimonio, con otro favor sería más difícil que acabara con su amigo- podemos arreglarlo nosotros. 

Algunos miraron dudosos a Kuroko. 

-No me miren así, podemos intentar encontrarnos con ellos y hacer otro partido, esta vez el definitivo. 

La gran mayoría asintió, sabiendo que podrían volver a ganarles, estaban todos juntos. 

Uno de los que no asintió fue Takao, recordaba aquel partido contra Jabberwock. El sentimiento de impotencia al ver cómo Midorima podía aceptar pases incluso más acertados que los suyos por parte de Akashi, cómo Midorima podía seguir con su vida sin él; al final del día quizás él no era tan indispensable como pensaba. 

Sacudió el joven su cabeza, entrando en razón, sí que estuvo celoso, pero sus amigos y él tenían que salir de esa situación. Ganarían a Jabberwock de forma limpia y los dejarían en paz. 

-¿Entonces tenemos que contactar con ellos y acordar un partido? -preguntó Takao, sabiendo que casi ni tocaría la cancha. 

-Pero ellos tendrían que aceptar Takao-kun, quizás un partido para ellos no les parece buena idea. 

Y otra vez silencio. ¿Qué harían si Jabberwock no aceptaba el partido?

-Kuroko, no seas tan pesimista -interrumpió Kagami- si no aceptan siempre podemos arreglarlo a su manera. 

-Apoyo a Bakagami -comentó Aomine- somos más fuertes que ellos. 

-Aomine-kun, Kagami-kun, ¿Han visto mis armas? -preguntó Kuroko, señalándose a sus brazos- creo que sería mejor otra solución. 

-Ku-kuroko tiene razón -dijo tímidamente Furihata, siendo ahora el centro de atención- algunos pu-pueden ser fuertes co-como Aomine-san o Kagami, pe-pero otros como yo no seríamos capaces ni de dar un pu-puñetazo. 

Akashi lo miró con dulzura, parece que Furihata todavía no comprendía que él estaría protegido todo el tiempo que el pelirrojo estuviera o no a su lado. 

La sirena de una ambulancia alertó a todos, mirando por la ventana. 
Había empezado a oscurecer. 

-Takao, parece que va siendo hora de irse, nanodayo -dijo Midorima, subiéndose las gafas para poco después levantarse- gracias por la hospitalidad Kagami.

-No hay de qué Midorima, nos veremos pronto. 

Y así fue cómo poco a poco la gente fue desalojando el apartamento. Despedidas rápidas y conversaciones fugaces atrasaron la salida de algunos presentes. Sin darse cuenta habían pasado las horas y ya eran las 21:23 de la noche. 
Aun incluso sin un plan fijo sobre qué hacer, sabían que podrían hablarlo por whatsapp y acordar un plan tranquilamente, pero hoy todos querían descansar un poco.

Takao fue a recoger el rickshaw que habían aparcado unos metros más lejos, cerca de un parque. Éste tranquilamente se acercaba a la zona, volviéndose más oscura cada vez.

Un poco de miedo le dio la situación, de día era un parque muy transitado, lleno de niños jugando. Ahora llegando a ser casi las 9 y media de la noche estaba más oscuro y vacío.

A lo lejos vio el rickshaw y corrió rápidamente al sitio. Antes de llegar al vehículo una sombra salió de unos arbustos, haciendo que inconscientemente frenara. 

Takao agudizó su vista, diferenciando una cabellera rubia. Tragó en seco. Sólo tardó milésimas de segundo en reconocer a Nash, Nash Gold. 

-Kazunari Takao era tu nombre, ¿verdad? -empezó hablando el jugador del Jabberwock. 

-S-sí, ¿Hay algo que se te perdió? -cuestionó Takao sin moverse, paralizado por el miedo. 

-Parece que hay alguien de vuestros amigos que ha buscado información sobre nosotros, ¿Acaso nos tenéis miedo? -Takao no respondió- bueno, supongo que tú sí. ¿Qué tal se siente el observar desde el banquillo? 

-Pues muy bien la verdad, fue bonito ver vuestra derrota -y sí, Takao podría estar asustado, mucho por cierto, pero no iba a dejarse humillar por nadie- y bueno, ¿Querías algo? Tengo cosas que hacer. 

-Oh, cosas... ¿Como por ejemplo comerle el pene al peliverde? -Takao se sorprendió ante el comentario.

-Perdona, ¿Qué has dicho?

-¿Acaso no tengo razón? Por lo que hemos visto te debe de gustar mucho tu compañero... Lástima que seas medio inútil y no se fije en ti.

Takao se acercó al rubio. Sí, le sacaba una cabeza el otro. Sí, en esta situación lo mejor sería callarse y correr. Sí, si escapara podría pedir ayuda. Y sí, el comentario lo enfadó lo suficiente como para no pensar en otra solución. 

Un puñetazo al rostro de Nash fue lo que inconscientemente hizo Takao, cegado por la rabia. 

-Uy, ¿Te vas a defender? Pensaba que correrías. 

-Sólo era por meterte con Shin-chan, yo no busco pelea, déjanos en paz a mí y a mis amigos -amenazó Takao fruto de la adrenalina- no queremos nada que ver con vosotros, perdieron, lárguense.

-No precioso, esto no va a ser tan fácil~ -respondió Nash, acercándose a Takao.

-Ya valí madres 

¿Por qué tenías que ser tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora