Aquella tarde lluviosa de marzo, Eun-yong salía del hospital tras terminar su turno. El cansancio pesaba sobre sus hombros después de una semana agotadora en urgencias, donde el incremento de accidentes de tránsito había mantenido al equipo médico trabajando sin descanso. Abrió su paraguas y comenzó a caminar por la acera mojada, mirando a la gente pasar a su alrededor. A pesar de la lluvia y el frío, sentía una ligera sensación de alivio al recordar cómo los casos de COVID-19 habían disminuido en Seúl gracias al esfuerzo de todos.
Había quedado con Min-yoon para salir a tomar unos tragos esa noche. Era un plan necesario después de días enteros en el hospital. La caminata por las calles húmedas y llenas de vida le daba una breve sensación de libertad.
—¿Eun-yong? —una voz masculina la llamó desde atrás. Eun Yong se giró para encontrarse con la figura familiar de Seo Joon, su colega y amigo de muchos años, sonriendo bajo la lluvia.
—Seo-joon, ¿qué haces aquí? ¿no deberías estar en el hospital? —preguntó sorprendida, aunque complacida por la coincidencia.
—Tuve la tarde libre. Me la dieron después de estar en el turno nocturno toda la semana —explicó mientras se acercaba. Su sonrisa era amplia y relajada.
—Yo también tuve la tarde libre, —respondió Eun-yong—. Iba camino a Itaewon para encontrarme con Min Yoon.
Seo-joon levantó las cejas, intrigado.
—¿Itaewon? Suena bien, pero el tráfico debe estar infernal. —Miró alrededor y luego añadió—: Si no tienes prisa, ¿te apetece tomar un té antes de que vayas? Con este clima, un té caliente no estaría mal.
Eun Yong dudó por un momento, pero el clima frío y la promesa de una charla amena con Seo Joon la convencieron.
—Sí, sería maravilloso, —respondió, frotándose las manos para calentarlas—. Conozco un lugar aquí cerca que te encantará.
Caminaron juntos por las calles llenas de charcos y luces de neón reflejadas en el suelo húmedo. Llegaron a una pequeña cafetería con una gran ventana que ofrecía una vista panorámica de la calle. Subieron al segundo piso y se sentaron junto a la ventana, observando cómo las gotas de lluvia golpeaban el cristal mientras las personas apuraban el paso bajo sus paraguas.
—Es hermoso, ¿no? —Seo-joon rompió el silencio, observando la ciudad—. Todo parece más tranquilo cuando llueve.
Eun Yong asintió, observando también las luces parpadear en los edificios lejanos.
—A veces, no puedo evitar pensar en lo rápido que cambió todo, —dijo ella—. La pandemia lo transformó todo, pero ahora parece que las cosas están volviendo a la normalidad.
—Sí, —Seo-joon sonrió—, aunque siempre es irónico que la globalización, que nos ha traído tantas ventajas, también haya facilitado la propagación de algo tan devastador como el virus.
El mesero se acercó y ambos pidieron sus bebidas. Seo Joon un café sin azúcar, y Eun Yong un té de manzanilla con limón, perfecto para calmar la tensión del día.
Mientras esperaban, la conversación derivó hacia temas más ligeros. Seo Joon, como de costumbre, no pudo resistirse a mencionar su serie favorita, The Walking Dead.
—He estado repitiendo la temporada once, —dijo con una sonrisa divertida.
Eun Yong puso los ojos en blanco, familiarizada con su obsesión por la serie de zombis.
—¿Otra vez? —bromeó—. ¿Cuántas veces has visto esa temporada? Sabes que los zombis no van a aparecer en la vida real, ¿verdad?
—Oye, uno nunca sabe, —respondió Seo Joon, fingiendo seriedad—. Podría ser un virus que convierta a la gente en algo irracional. No es tan descabellado.
Eun-yong se rió suavemente, sacudiendo la cabeza.
—Esas cosas solo pasan en la televisión, —replicó, divertida—. Pero si llega a ocurrir, seguro te encargarás de salvarnos a todos, ¿no?
Seo-joon se rió también, aunque su mirada se suavizó por un momento. Durante un segundo, ambos compartieron una breve conexión de silencio, rota solo por el sonido de la lluvia golpeando la ventana.
Finalmente, Eun-yong miró la hora en su teléfono y suspiró.
—Tengo que irme, —dijo—. Min-yoon me espera en Itaewon, y sabes cómo se pone si llego tarde.
—Te llevo, —dijo Seo Joon de inmediato, poniéndose de pie.
—No tienes que hacerlo, puedo tomar el metro, —protestó Eun Yong, pero Seo Joon ya había pagado la cuenta y se dirigía a la puerta.
—Itaewon no es seguro a estas horas, y el tráfico está horrible. —La tomó suavemente del brazo—. Vamos, mi coche está cerca.
Sin más discusión, aceptó su oferta y lo siguió hasta el auto. Mientras conducían bajo la lluvia, Eun-yong no pudo evitar sentirse agradecida por tener a alguien como Seo-joon en su vida. A pesar de su obsesión con los zombis y su carácter protector, él siempre estaba ahí para ella, especialmente en los momentos más inesperados.
—Gracias por todo, Seo-joon, —dijo finalmente, rompiendo el silencio en el auto.
—Siempre, —respondió él con una sonrisa mientras se abrían paso hacia las calles llenas de luces de Itaewon, donde la noche y las promesas de nuevos encuentros los esperaban.
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① Sigma: Orígenes.
Ciencia FicciónLa aparición de un misterioso virus desconcierta a los médicos surcoreanos. Una extraña infección de origen desconocido pone en jaque la vida de millones de personas en el mundo, y el tiempo para salvar a la humanidad corre en su contra.