Parte 12: ~ɪɴᴍɪɴᴇɴᴛᴇ~

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Los días se sucedían en un torbellino frenético, con cada hora que pasaba acercando al hospital al borde de un colapso total. El brote de Sigma se había expandido más allá de lo que Seo Joon había temido. El personal médico estaba agotado, los pacientes se acumulaban en los pasillos, y las salas de aislamiento estaban llenas. Pero, en medio de este caos, una cosa se había vuelto clara: el peor momento estaba por llegar, y todos en el hospital sabían que tenían que prepararse para una crisis aún mayor.

El Dr. Kyung, quien había estado liderando la respuesta del hospital desde que se confirmó el primer caso, reunió al equipo médico en la sala de conferencias. Sus rostros estaban marcados por la fatiga, pero también por una sensación de inminente urgencia. El ambiente era tenso, cargado con la certeza de que lo que venía superaba cualquier cosa que hubieran enfrentado hasta ese momento.

Seo Joon, a pesar del agotamiento físico y emocional que sentía tras la recaída de Eun Yong, estaba allí, al frente de la sala, consciente de que debían tomar decisiones rápidas y eficaces si querían sobrevivir a lo que estaba por venir.

El Dr. Kyung se levantó y comenzó a hablar, su voz firme y llena de gravedad.

—Estamos enfrentando una situación crítica, y no podemos seguir improvisando. —Hizo una pausa para dejar que sus palabras calaran en el equipo—. Sabemos que el brote de Sigma está fuera de control. Los casos están duplicándose en cuestión de horas, y los suministros médicos que tenemos no serán suficientes si esta tendencia continúa.

Los murmullos comenzaron a recorrer la sala. Todos sabían que la situación era grave, pero escucharlo de esa manera, con tanta claridad, lo hacía aún más aterrador.

—He estado en contacto con el gobierno y las autoridades sanitarias, —continuó el Dr. Kyung—, y han aprobado un plan de aprovisionamiento de emergencia. Vamos a recibir equipos médicos adicionales, pero es posible que no lleguen a tiempo. Por lo tanto, necesitamos prepararnos para lo peor. Debemos asegurarnos de que el hospital pueda operar de manera eficiente durante los próximos días, sin importar las circunstancias.

Seo Joon intercambió una mirada rápida con Sae-jang, que estaba a su lado. Ambos entendían lo que eso significaba: tenían que racionar todo, desde el equipo de protección personal hasta los medicamentos críticos. Si no lo hacían, se quedarían sin recursos antes de que llegaran los refuerzos.

El Dr. Kyung continuó con una lista de instrucciones precisas:

—Primero, necesitamos redistribuir los recursos de forma inmediata. Las áreas menos afectadas deben reducir su consumo de materiales para que podamos redirigir todo hacia la unidad de aislamiento y las áreas críticas de tratamiento de Sigma. Segundo, vamos a empezar a racionar los medicamentos antivirales y los antibióticos. Sé que esto suena cruel, pero debemos priorizar a aquellos que aún tienen una posibilidad real de recuperación.

Las palabras del Dr. Kyung golpearon a todos en la sala como un balde de agua fría. Racionar medicamentos. Era la pesadilla de todo médico: tener que decidir quién vive y quién muere en base a la disponibilidad de suministros.

—Tercero, —prosiguió—, vamos a establecer un sistema de turnos de emergencia. Necesitamos rotaciones más cortas para que nuestro personal pueda descansar y mantener la concentración. No podemos darnos el lujo de que alguien cometa un error por fatiga.

Mientras el Dr. Kyung hablaba, Seo Joon no podía dejar de pensar en Eun Yong. Estaba estable por ahora, pero apenas. Sabía que, en cualquier momento, su estado podía deteriorarse nuevamente. Sabía que las posibilidades de que ella empeorara con Sigma eran altas, y eso lo mantenía al borde, con los nervios tensos. 

¿Y si no había suficiente para todos?

De repente, Sae Jang alzó la mano, su voz reflejando la preocupación de todos.

—¿Y qué pasa si los suministros no llegan a tiempo? —preguntó, con el ceño fruncido—. Hemos escuchado rumores de que otras ciudades también están en crisis. ¿Realmente podemos confiar en que recibirán los equipos médicos antes de que sea demasiado tarde?

El Dr. Kyung mantuvo su calma, aunque su expresión era grave.

—Entiendo sus dudas, —respondió—. Hay incertidumbre sobre los tiempos de entrega, pero no podemos dejar que eso nos paralice. Mientras tanto, debemos hacer todo lo posible para prepararnos. No podemos esperar a que lleguen los suministros. Debemos actuar ahora, como si nunca fueran a llegar.

La respuesta no satisfizo a muchos, pero era la realidad. Estaban solos. Si llegaba la ayuda, sería un milagro. Si no, tendrían que apañárselas con lo que tuvieran a mano.

Cuando la reunión terminó, el equipo comenzó a organizarse para llevar a cabo las órdenes del Dr. Kyung. Cada médico y enfermera tenía una tarea que cumplir, desde la reubicación de equipos hasta la redistribución de medicamentos. Había una sensación de urgencia en cada movimiento.

Seo Joon se dirigió directamente a la unidad de aislamiento, donde estaba Eun Yong. Sabía que la necesitaba cerca. Su estado aún era delicado, pero tenía que asegurarse de que estuviera en la lista prioritaria para recibir el tratamiento que tanto necesitaba. Cuando llegó a su lado, ella seguía inconsciente, pero su respiración parecía más estable, al menos por el momento.

Se sentó junto a su cama, observándola en silencio mientras el hospital alrededor de ellos bullía con actividad.

—No te preocupes, Eun Yong, —susurró, tomando suavemente su mano—. No dejaré que te pase nada. Haremos todo lo que podamos para mantenerte a salvo.

El ruido en los pasillos se hacía más intenso a medida que más pacientes eran ingresados. Los carros de emergencia pasaban, los médicos corrían de un lado a otro, y el hospital comenzaba a parecer una fortaleza al borde del asedio. Todos sabían que estaban preparándose para algo catastrófico.

Al final del día, el Dr. Kyung convocó a los líderes de los equipos médicos para una última reunión de coordinación antes de que la crisis golpeara con toda su fuerza.

—Estamos listos, —dijo el Dr. Kyung, con un tono de voz que no dejaba lugar para la duda—. Mañana podría ser el día en que todo se desmorone o en que logremos mantenernos firmes. Pero pase lo que pase, no podemos dejar que el miedo nos controle. Nos enfrentamos a algo que pocos han visto antes, pero somos médicos. Estamos aquí para salvar vidas, y eso es lo que vamos a hacer, con lo que tengamos.

Las palabras resonaron con fuerza en el equipo. Sabían que el aprovisionamiento era su última esperanza para seguir adelante, pero también sabían que estaban entrando en un terreno desconocido.

Cuando Seo Joon salió de la reunión, echó un último vistazo al hospital, ahora preparado como una fortaleza de emergencia. Las reservas estaban listas, los medicamentos racionados, el personal en alerta máxima. Pero el enemigo era invisible, y el tiempo estaba en su contra.

Sabía que la tormenta estaba por llegar, y lo único que quedaba era esperar y estar preparados para enfrentarlo, con los pocos recursos que tuvieran y con la esperanza de que, de alguna manera, sobrevivieran a lo que estaba por venir.

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① Sigma: Orígenes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora