【Epílogo.🍷】

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JiMin revolvía el ramyeon instantáneo que había comprado en esa tienda de veinticuatro horas con una pequeña sonrisa, para luego, con los palillos llevar un poco a su boca.

— Había pensando en algo más romántico. — la voz de JungKook lo hizo ensanchar sutilmente su sonrisa.

— ¿Por qué lo dices? — dejó la comida y lo miró — No controlas el clima, así que no te preocupes por eso.

— Lo sé. Pero quería llevarte a algún lugar agradable. Como la Isla Jeju. — suspiró comiendo su ramyeon — No a una tienda de veinticuatro horas para así evitar mojarnos por la lluvia. — dijo, mirando hacia fuera y el como habían algunas personas caminando por allí ante la persistente lluvia.

— Ya te dije que no importa. Mientras sea contigo no me molesta. — confesó y JungKook sonrió.

Hacia una semana JiMin había estado en el hospital y habló con JungKook sobre el empezar de nuevo, razón por la cual al salir del hospital decidieron comenzar a salir de vez en cuando.

Aunque el trabajo de JungKook y el hecho de que no podía salir de día –al menos no como una persona normal– solo salían de noche, a veces a cenar, al cine, o simplemente a caminar por allí.

Así que JungKook decidió llevar a JiMin a la Isla Jeju, pues es un lugar de agrado, pero a cambio comenzó a llover, y al no tener un lugar al que ir, terminaron en aquella tienda comiendo ramyeon instantáneo.

— No sabía que podías comer comida normal. — comentó JiMin luego de unos instantes de silencio.

— Oh... — JungKook rió — Claro que puedo, también la necesito, al final en parte sigo siendo una persona. Solo que la sangre me mantiene fuerte, ya sabes. — se sirvió un poco del soju que habían comprando y lo bebió, haciendo una mueca.

— Entiendo. — asintió y rió ante el rostro del contrario — Que exagerado eres, el soju no es tan fuerte. — dijo, con tono burlesco. Le parecía divertido las muecas de su contrario.

— Perdón. Pero los años pesan, JiMin. — dijo, tratando de imitar la voz de un hombre mayor, haciendo que JiMin nuevamente riera.

— ¿Cuántos años tienes? — JungKook abrió la boca para responder pero JiMin lo interrumpió —  La verdadera, no la que dices tener.

— Trescientos cuarenta y siete. — respondió, rascando su mejilla. No le gustaba tanto hablar de aquello.

— Waoh... ¿tanto llevas con vida? Pensé que tendrías unos cien años, no sé. — acabó el ramyeon y lo dejó sobre la mesa para beber un poco de soju.

— Espero que eso no sea un problema, eh. — elevó una ceja, divertido.

— Para nada. — sonrió igualmente — Entre más vieja la pasa más dulce la fruta. — murmuró con una pequeña sonrisa y una mirada pícara que hizo a JungKook comenzar a reír.

— Dios, a veces eres tan descarado. — se inclinó hacia adelante — Pero así me gustas, ¿sabes?

— Lo sé. — respondió, socarrón.

— Me alegra que decidieras continuar con esto. — suspiró — Espero poder estar contigo todo el próximo tiempo.

— ¿Y podré llegar a ser como tú? — JungKook dudó, pero podía considerarlo.

— Puede ser. Pero en un futuro, por ahora disfrutemos esto, ¿si? — acarició su mejilla.

— Bien. — se inclinó un poco hacia adelante y junto sus labios con los contrarios.

Y por estos pequeños momentos con JungKook agradecía el poder estar con vida, no sabría si aquello sería por siempre, o solo sería momentáneo, pero fuera como fuera lo viviría y disfrutaría al máximo y estaba seguro de algo, no se arrepentiría de haber conocido a Jeon JngKook.

Fin.

Hey, ¡Hola!

Gracias por haber leído esta historia.
Tardé más de lo que imaginé en acabarla, pero aún así me gustó como ha quedado.

Gracias por leído, votado, y si lo hicieron, comentado.

Espero que ya me sigan y que nos veamos en una futura historia.

Hasta entonces.

Adiós, y besos. ♡

Sweet Blood «KookMin» •COMPLETA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora