⚠Como todas mis historias habrá contenido +18 y violencia⚠
Un bárbaro en busca de tierras repletas de riquezas se topará con diversos problemas en su camino.
Las cosas se tuercen, todo por capricho de la diosa de la muerte, Hela, quien tiene bajo s...
En cuanto Freya le dijo a la cara todo aquello que, como bien dedujo, colapsó el cerebro del vikingo, se sentaron frente a una fogata que la muchacha había preparado para cocinar unos conejos que cazó en aquel lugar.
Bakugou permanecía con sus piernas cruzadas, sentado al estilo indio, con sus manos entrelazadas y apoyadas en su boca. Sus gruesas cejas se hallaban fruncidas, y sus ojos carmesíes se dirigían de vez en cuando a Freya, que echaba un vistazo para ver si la carne estaba en su punto.
Había perdido su barco y a sus amigos que eran su familia, sobre todo Kirishima, junto a él pasó la mayor parte de su vida, crecieron juntos, aprendieron a luchar juntos y se convirtieron en hombres y guerreros juntos. El pensar que él no habría tenido la misma suerte lo hundía y rompía su corazón en mil pedazos, tal era así que sus ojos le escocian por las terribles ganas que tenía de echarse a llorar.
Pero no quería que una mujer le viera de esa manera tan lamentable, menos aún una diosa, cosa que todavía no procesaba del todo, pero el hecho de que conociera tan bien su historia y el aviso de aquella extraña anciana le hacían replantearse las cosas seriamente, aunque siempre regresaba el atisbo de duda, iniciando un bucle en su cabeza.
Freya tomó uno de los palos en el que había atado a un conejo y lo extendió hacia Bakugou.
- No tengo hambre, ya te lo he dicho.
- Lo sé... Entiendo perfectamente que no quieras probar bocado después de lo que te ha sucedido, pero debes de alimentarte.
No quería entrar en discusión y sabía que muy probablemente no daría su brazo a torcer, así que aceptó la comida y agradeció con un asentimiento y sin tan siquiera mirarla.
Estuvieron otro largo rato en silencio, con el oleaje y el crepitar del fuego de fondo. Masticaban la comida, cada uno inmerso en sus pensamientos, hasta que finalmente Bakugou decidió tomar la palabra.
- Si eres una diosa de verdad... No lo pareces. No te ves como una auténtica divinidad.
- ¿Ah no? -Freya largó una sarcástica carcajada. - A ver... ¿Y como nos vemos según tú? ¿Has visto alguna vez a un dios?
- No he visto a ninguno nunca pero hasta donde yo sé no se ven como humanos normales y corrientes.
- ¿Esperabas que apareciera desnuda? ¿O tal vez con un halo de luz rodeando mi cuerpo? Bueno... A lo mejor esperabas que llegara flotando desde el cielo con un hermoso vestido blanco y flores adornando mi cabello...
