⚠Como todas mis historias habrá contenido +18 y violencia⚠
Un bárbaro en busca de tierras repletas de riquezas se topará con diversos problemas en su camino.
Las cosas se tuercen, todo por capricho de la diosa de la muerte, Hela, quien tiene bajo s...
Las pisadas de Katsuki eran decididas y seguras, aunque por su cabeza pasaban mil cosas. Estaba siendo el centro de las miradas porque aquel era un día especial, el día en que pasaría de ser un semidios a ser un dios. Sus amigos lo observaban animándole con gestos y sonrisas.
Rodrick, Shoto y los dioses también estaban presentes, pues ese sería el final y el comienzo de un acontecimiento que marcaría la historia.
Idunn, la dueña del manzano dorado, esperaba a Katsuki. Su cabello moreno y ondulado estaba recogido en una coleta que colgaba en su hombro, una diadema plateada con una flor en el centro decoraba su cabeza. Portaba un largo vestido plateado y una gargantilla que seguía el mismo patrón. Sus ojos de un azul intenso y casi grisáceo se enfocaban en él. En cuanto estuvieron frente a frente Idunn, con un cuenco lleno de pigmento dorado en sus manos, tomó una pequeña cantidad con sus largos y finos dedos.
— Extiendes tus manos y muéstrame tus palmas.
Katsuki obedeció e Idunn llenó sus palmas de ese color mientras decía lo siguiente.
— Pisas estas tierras como semidios, tocarás el manzano y probarás del fruto para erigirte como un dios... El dios de la ira y la valía. ¿Prometes no traicionar a los tuyos y fundirte en uno solo con Asgard?
— Lo prometo.
— ¿Venerarás a tu dios Odín por encima de todas las cosas?
— Lo veneraré por encima de todas las cosas.
— Bien... —Se hizo a un lado.— Toma una manzana y dale un muerdo para que así esta tierra pueda acogerte entre sus brazos como a uno más.
Katsuki le lanzó una rápida mirada a Freya, esta le apremió con un leve gesto de cabeza y una sonrisa tranquilizadora.
Aún no habían podido pasar tiempo juntos en condiciones, ni siquiera la noche después de la fiesta, Freya había acabado demasiado borracha y se quedó dormida en el instante en que su cuerpo tocó la cama. Aunque no solo deseaba volver a fundir su cuerpo con el de ella, sino que quería estar tranquilo junto a la que era el amor de su vida y la mujer con la que quería pasar el resto de la eternidad.
