𝐶𝛼𝜌𝜄́𝜏𝜇𝑙𝜎 𝟷𝟸

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Palabras: 5728

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Palabras: 5728

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¿Cómo podía encontrar rápidamente a alguien sin tener ni idea de su paradero?

Dabi se hizo famoso, no solo en su reino, sino también en los vecinos y de más allá.
Queridos y alabados por muchos; odiados y temidos por otros.

Le informó a Hela a través del cuervo de que iba a necesitar más pájaros como ese para enviar mensajes a mucha más gente, para que supieran que él estaba en busca de aquellos cuatro y que de haberlos visto los retuvieran y se lo hicieran saber.

Hela le envío muchos más cuervos, los cuales cumplieron su misión enseguida, al ser celestiales no les llevó menos de unas pocas horas enviar los mensajes.

Fue un plan magnífico porque logró averiguar el paradero muy rápidamente.
Lillian y Giselle, las mujeres que estuvieron cortejando a Rodrick, apoyaban el movimiento rebelde de Dabi.
El rey Endeavor era odiado por mucha gente y seguían los pasos de su hijo rebelde, eran unas muy buenas "amigas" de él, más bien amigas de compañía, pues sus pocos encuentros eran únicamente para satisfacer sus necesidades internas o emborracharse mientras despotricaban sobre el codicioso rey.

Nada más ver que eran ellos le hicieron llegar la noticia a Dabi, quien puso su barco rumbo a la isla del cerezo.
Daba la casualidad de que no estaba demasiado lejos pero tampoco muy cerca, así que les ordenó que los retuvieran tanto como pudiesen.

— Oye capitán. —Dijo Mr. Compress, apoyándose en el lateral del barco.— Se supone que vamos contra un semidios. ¿No crees que deberíamos ir con un buen plan?

— Me ofendes... Parece que no me conoces amigo mío. —Paseó la lengua por sus dientes dando paso a una sonrisilla burlona.— Ya tengo algo entre manos.

El peligro estaba cerca para los cuatro aventureros...

____ ____

Llevaba despierto un largo rato.
Si fuera una mañana como cualquier otra ya se habría levantado de la cama y habría bajado en busca de comida a causa del hambre que tenía, pero no era un amanecer como cualquier otro, no.
Había despertado al lado de una diosa, su diosa, con su melena rojiza desperdigada por la almohada y su angelical rostro relajado a causa de estar sumida en un plácido sueño del que aún parecía no querer despertar.

No supo cuanto tiempo se la había quedado mirando.
Su mente trataba de concebir que lo que sucedió ayer fue real, que lo que sentía era real... Jamás había experimentado algo así y no pensó que fuese a ocurrir nunca, pero el amor siempre entraba sin llamar previamente, asaltándolo y revolucionándolo todo a su paso...

Las blanquecinas mantas cubrían el cuerpo desnudo de la fémina, que estaba hecha un ovillo.
Bakugou trató de retener su risa cuando vio por primera vez esa mañana su boca entreabierta, con un pequeño río de saliva corriendo desde la comisura de sus labios hasta perderse en la almohada.

Vikings (Bakugou x Freya (Oc)  FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora