Impresionando con mi Cocina

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-¿Me permitirías entrar a tu cocina?- nuevamente me preguntó.

¡Uf! Estaba cansada de esa pregunta. Tras de que no quería que estuviera aquí me sacaba mi paciencia. Tuve que  poner mi sonrisa de hipócrita y decir -Mi casa es tu casa.- En ese momento vi como una de las plumas de sus alas se quemaba y se consumió, ¡extraño! Se paró dignamente y se dirigió a mi cocina. ¡Ahí sí que me puse nerviosa! Iba a ver de qué me alimentaba. Se fue directamente hacia el estante donde guardaba los cereales, con lo que me alimento en la mañana; vio la caja de Satisfacciones, de Deseos, de Sueños y de Expectativas, ¡esto no era bueno! ¿Cómo es que no había botado estas cajas antes?, pensé; Él no podía ver eso. Ahora no me sentía nerviosa ni asustada sino avergonzada, sabía que él no iba aprobar muchas de las cosas que esas cajas contenían; seguidamente abrió el congelador, lo que guardaba para que no se descompusiera, lo que costaba más dinero de toda mi comida, lo más valioso, ahí estaban las diferentes carnes, el Pollo del Orgullo, el Cerdo del Rencor, las Salchichas del Juzgar. ¡No podía creer había dejado todo eso ahí, cómo pude ser tan torpe! Cuando estaba limpiando mi casa para su visita me fijé en los detalles como el mantel, el piso, las cortinas; pero… ¡el contenido de las cosas!, se me había olvidado completamente.

Luego nos dirigimos hacia la biblioteca, el lugar donde mis pensamientos estaban guardados, ahí lo que El Guardián vería sería mi mente. ¡Vamos, tenemos que pasarla!, me dije a mí misma.

Día de RevisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora