𝐀𝐂𝐓𝐎 𝐒𝐄𝐈𝐒

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Los habitualmente relucientes ojos verde azulado de Bones lucían totalmente cansados y apagados, parecía no haber dormido en días y su humor era comparable a una bomba de tiempo, tarde que temprano iba a explotar; odiaba el tener que evadir a Hazel, sentía como si su alma fuese arrancada por cada día que pasaba sin dirigirle más de diez palabras, tenía tantas ganas de preguntarle cómo se encontraba, qué tal le iba en las clases, pero sus sueños y sus recientes visiones lo estaban sofocando, desde aquella vez en la clase de adivinación, el chico no dejó de tener vestigios acerca de esa aparente premonición. 

Llevaba casi dos semanas esperando una respuesta a la carta que había enviado a Kayle Noir, sin embargo, no recibía nada, ni siquiera sabía nada de la lechuza y eso solo sumaba un problema a la pila de estos, el cual era decirle a uno de los mellizos que su ave estaba perdida, todo gracias a él. Su sobresaliente desempeño en clases seguía intacto, e incluso se mantenía perfecto puesto que después de todo estaba repitiendo lecciones, pero a su vez se sentía como una maquinaria apunto de oxidarse, la pesadumbre que se cernía a su cuerpo a veces le dificultaba caminar y el hecho de no tomarse en serio su horario de sueño comenzaba a perjudicarle, definitivamente necesitaba hablar con Hazel, podría llegar a oírse meloso pero sabía que siquiera ver aquellos ojos serviría como una cura temporal a los síntomas que presentaba.

—¿Estás bien?—. Una voz desconocida para él resonó en la habitación, dirigió la vista a Theo, el supuesto hermano mudo de Jack Miller.

Después de todos esos días, era la primera vez que escuchaba al chico pronunciar palabra alguna, y curiosamente, lo hacía en el momento en que su hermano se hallaba fuera de la estancia. Bones se sentó con lentitud, después de todo estaba acostado mientras dejaba la mirada fija en el techo y observaba con detenimiento cualquier cosa que pudiese distraerlo de sus pensamientos, por suerte ahora esa distracción era Theo, del cual siempre tuvo sospechas de que realmente no era mudo, la actitud de su hermano había sido demasiado sospechosa como para haberle creído.

—Si, estoy bien—. Contestó cortante.

—¿Puedo preguntarte algo?—. El chico le miró a los ojos, su tono era respetuoso, ya que aunque ambos fuesen en el mismo grado sabía que Isaac le llevaba un año y le trataba como su mayor, por lo que era cortés.

Prophetia | Marauders Era | Sirius Black.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora