¡! ❛ 𝐏𝐑𝐎𝐏𝐇𝐄𝐓𝐈𝐀 ❜ ¡!
« No puedes entenderlo, Sirius, mi presente fue tu futuro. »
Hazel Noir parece ser una squib, una joven nacida de progenitores magos que no posee magia alguna pero aún así ella ha recibido una carta de aquella famosa esc...
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—No me esperaba esto de ti, Noir—. Comentó Potter entre risas mientras palpaba con ambas manos los cuernos que salían de su cabeza, estando a punto de estallar por la gracia que le hacía estar en esa situación.
"Ni yo" pensó Jake de inmediato pero su acción se basó únicamente en levantar y bajar los hombros, restándole importancia. Había logrado cumplir con su palabra, llevó a los merodeadores a Las Tres Escobas y con ayuda de Rosmerta había mentido a aquellos cuatro para hacerles creer que puso una poción somnífera en sus bebidas, lo que había hecho que cada uno de ellos se desmayara y él pudiera gastarles una pequeña broma, al menos a Cornamenta y a Canuto.
No fue sencillo convencer a aquella mujer, si bien su madre había entablado una buena y por poco cercana relación con la dueña de Las Tres Escobas, a Rosmerta no la convenció mucho el hecho de mentir con haber estado de acuerdo en el plan de Jake de darles una pócima para dormir, sin embargo, terminó accediendo cuando el azabache aseguró, prometió y juró que cada fin de semana iría a limpiar el lugar, le traería de sus mejores plantas para decorar y sería mesero de medio tiempo al menos por todo ese año. Sintió que vendió parte de su alma al hacer ese trato y perdió otro fragmento al mentir pero bueno, todo sea por su hermanita.
—Hubiera preferido los cuernos—. Agregó Black, también riendo mientras rascaba alrededor de sus orejas, de las cuales salían tallos de ajo largos.
—¿Por qué a nosotros no nos hiciste nada?—. Cuestionó Pettigrew, refiriéndose a Lupin y a él.
Jake le dio un vistazo rápido e inclinó la cabeza levemente hacia a un lado, dándole a entender que no les había dado mucha importancia.
—Realmente ustedes nunca me han fastidiado tanto como esos dos—. Admitió con serenidad. —Lupin de hecho llega a caer bien pero... Pero tú, Pettigrew...—. Esta vez fijó su mirada color esmeralda puro en el rubio. —Estás a nada de resultarme fastidioso, pasaste toda la jodida mañana preguntando por mi hermana—. Le recordó con molestia, respiró profundamente, ignorando la mirada temerosa de Peter y la indescifrable de Remus, y volvió a observar a los dos merodeadores que había hechizado.
