El desayuno para Liliana fue un caos.
Entre Crabbe y Goyle, que los conoció esta mañana por Malfoy, tuvo que pelearse un sándwich de jamón porque solo quedaban los de atún y no quería ver ni un pez, ya que, en su ventana, inundaban a cada segundo.
Luego su mirada se fijó en el gran grito de la mesa de los Gryffindor, forzó un poco la vista y vio que Ron Weasley tenía un vociferón y le gritaba una y otra vez.
Sintió un escalofrío al recordar los gritos incesables de la profesora McGonagall cuando entro al despacho de su padre e hizo una poción que le salvó la vida al Señor Malfoy, sin supervisión de un adulto, con el fuego.
No sabía cómo, pero de una manera tan ingeniosa, Harry Potter y Ron Weasley salieron volando por un auto muggle encantado hasta llegar al colegio, algo que todo Hogwarts hablaba sin cesar.
Tampoco sabía cómo llegó a la habitación que compartía con las demás chicas de primero, pero no le importaba, lo único que quería era que llegara el descanso y dormir en alguna parte, porque aquella noche no le fue nada bien.
Al inicio de las clases se sentó al lado de Astoria Greengrass, una chica muy tímida pero agradable, que casi no hablaba, pero al parecer ella le simpatizaba, ya que casi siempre le preguntaba si se podía sentar con ella.
Y como sospecho desde un inicio, ocurrió.
Los profesores siempre le hacían preguntas a ella, no sabía por qué, pero tenía la idea de que ponían a prueba sus conocimientos a causa de sus espionajes en las clases que ellos realizaban desde pequeña, pero gracias a eso ya era reconocida y tenía una extraña, pero sana rivalidad con Ginny Weasley al responder las preguntas.
Pero sus temores fueron reales cuando el profesor Lockharts llegó junto a unas pruebas sobre su propia biografía con las preguntas de su color favorito o cuál fue su hechizo favorito.
[¿De qué me servirá saber esto?]. Pensó con los ojos en blanco, pero para su suerte, antes de conocer a Lockharts ya se había leído el libro «El encantador» para conocer sobre el mundo mágico.
Aunque no tuvo una buena racha y Ginny Weasley le había ganado. No le importo. Por otra parte escucho que la madre de Ginny era una leal admiradora de aquel mago. Ni se enojó cuando vio su calificación, sabía que le iría mal, ya que no respondió ni una de ellas.
Tal vez sería regañada por algún profesor, pero no podían negar que su sonrisa y su manera de hablar irritaba a todo el mundo, hasta la profesora Sprout, quien era una mujer amable y paciente, no lo llegaba a tolerar ni un segundo.
Le daba igual, aquellos momentos y cuando le hablaron de unos duendecillos, quien sacó como si nada, frente a unos niños inexpertos en la materia.
Luego, a los niños que se quedaron debajo de las mesas como Ginny Weasley, Colin Creevery, Luna Lovegood y otros más de Gryffindor no huyeron, le pidió que los recuperaran y los devolvieran en su jaula, mientras que él se iba a arreglar el cabello.
Una vez que estuvieron encerrados se fueron a su sala común. Pero conforme pasaban las clases y los días, ni siquiera Astoria Greengarss le dirigía la mirada o le dirigía palabra, ni los mismos Slytherin de su curso lo hacían. Algo que poco le importaba, ya que ella no era muy conversadora y estaba acostumbrada a la soledad.
Al llegar a su Sala Común, agotada de todo lo que había aprendido, caminó hacia su dormitorio y encontró su cama completamente destrozada, los libros y su ropa se encontraban en el mismo estado.
Alguien había destruido todo, no sabía quién podría ser, pero no le agradaba, sobre la cama estaba un oso café de peluche, con una nota incrustada en su pecho con una flecha.
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La Serpiente Escarlata (2)
FantasyDespués de un año de custodiar la piedra filosofal y proteger al niño que vivió. El primer año de Liliana en Hogwarts comienza. Los nervios la comen y sus privilegios se retiran, desde hoy sería una alumna más en Hogwarts y no una fantasma que nad...