Zabini Blaise.

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Entre la distancia que había hecho entre Cedric y sus amigos; y los murmullos tanto de miedo como de asombro del colegio, no sabía que era peor. Era cierto, en Slytherin era respetada. Ya no era ignorada o minimizada. Pero en su curso se mantenían alejados, y comenzaban a hacer unos rumores exagerados sobre ella.

Como que tomó una poción que incrementaba el poder mágico del mago, lo cual le hacía gracia, ya que nunca ha existido un filtro o poción que realizara aquel efecto. Liliana empezó a temer a causa de la ignorancia de sus compañeros al solo confiar en rumores y no controlarlos por sí mismo.

Por ejemplo, Luna Lovegood, más conocida como Lunatica Lovegood, ella le pregunto si podría permitir que se relatará su duelo en "El Quisquilloso" junto a los testigos y fotos de Colin Creevey.

Pero se negó porque no creía que fuera necesario que todo el mundo mágico supiera de eso. Suficiente tenía con susurros entre los pasillos de Hogwarts, o las caras de miedo de la pandilla de Parkinson al verla pasar a su lado.

No era una bravucona o eso creía. No disfrutaba o sentía alguna emoción de superioridad o alegría al hacerlo. O eso creía, ya que los recuerdos de su duelo le eran borrosos. Solo recordaba cuando inició el duelo y luego que estaba en la enfermería, con un leve dolor en el brazo derecho.

Liliana miró el estadio de Quidditch a lo lejos, dentro de unos días empezaría y toda la escuela solo se obsesionarse con ello. Y esperaba que ocurriera algo impactante para que se olvidarán del duelo.

— ¿No te duele alguna parte? ¿Estas bien?

Liliana se sobre salto y observo a Cedric, parpadeo por unos segundos y miro como algunos alumnos miraban a Cedric entre admiración y otros con temor. Otros, empezaron a murmurar, y especular su relación con el chico.

— No. Estoy bien.

Cedric sonrió. — Me alegra. Cuando terminó el duelo parecías cansada.

— Bueno, si... No me esperaba que Parkinson llamara a sus amigas.

— ¡Eso sin duda fue inaudito! — frunció el ceño, molesto, apretando sus puños, y golpeándolos contra la pared de piedra. — ¡Parece que no saben pelear como verdaderas brujas y se llaman las princesas de la pureza!

— Déjalo estar. Al final ya no importa. — Liliana trato de apasuguarle.

Cedric suspiro, y dejo de apretar sus puños, bajándolos y recorriéndolos por la pared, su rostro parecía apenado y arrepentido. — Lamento no haber ido a ayudarte. 

— No lo lamentes. Tenía que hacerlo por mi cuenta. — le sonrió a medias. — Después de todo no soy una niña.

— Tienes once años.

— Si, pero soy muy grande.

— De altura no. — Liliana hizo una mueca, indignada. Cedric se rió y le dio unas palmadas en su cabeza — Y aún que fueras más grande que yo, para mí siempre seguirías siendo una niña pequeña.

— No es justo...

Cedric se siguió riendo ante la niña. Varios alumnos los miraban en silencio la escena. La niña parecía no ser tan violenta a como decían los rumores.

— Por unos momentos pensé que te perdí. — Liliana alzo la cabeza a un lado sin entender. — Cuando peleaste allí... Me sentí profundamente preocupado, no parecías ser tú, era como si viera a otra persona pelear. Un rostro frio e inexpresivo... No era la Lily que tengo ahora a mi lado.

Liliana parpadeo, tratando de recordar lo sucedido. Y una débil escena apareció, era cargada por Cedric hasta la enfermería junto a Max, Luca y los gemelos Weasley.

La Serpiente Escarlata (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora