Vine a rescatarte.

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Severus caminaba de prisa por los pasillos una vez que terminó de hablar con Liliana y a lo lejos divisó a la profesora McGonagall, que caminaba con un paso decidido hacia él, se le acercó y dijo.

- Minerva, ¿Todos los Gryffindor se encuentran en su Sala Común?.

- Si. - asintió con un toque de amargura. - Pero en verdad no puedo creer que...

- Nadie lo esperaba, lo que le pasó a esa chica es lamentable pero es mejor seguir buscando por nuestra cuenta la Cámara de los Secretos. Dudo que Lockharts pueda hacer algo más que escapar. Aunque si me lo preguntas, - agregó. - ya era hora de que se fuera.

- No me refería a eso, Severus. - negó con sus labios apretados y le miró dolida. - ¿Cuándo me ibas a decir que nuestra Liliana era la segunda hija de los Potter?

Snape abrió los ojos sorprendido por unos segundos luego frunció el ceño.

- Es mi hija, yo la crie, yo la cuide, yo la he protegido durante todo este tiempo y no es hija de Potter, ni hermana de ese niño problema. - se justificó intentando mantener su ira.

- ¡No puedes hacer eso! No se como Albus te lo permitió tenerla o si es que no se ha enterado de esto pero no me quedaré quieta.

- ¡Si lo haces, entonces la expondrás al Señor Tenebroso! - dijo. - La utilizara para llegar a Potter y luego la matara. Se muy bien lo que hará.

- Quien tu sabes, se ha ido. - dijo con una voz segura, luego miro el suelo con una mirada melancólica. - De verdad no puedo creer que todo este tiempo nos lo hayas escondido, aunque también es mi culpa por no darme cuenta. Durante todos estos años que la he visto crecer y ahora me doy cuenta que es la viva imagen de Lili.

- Lo es. - dijo con una voz suave y pesada.

- Pero tiene el talento de encontrar aventuras en cualquier parte y salir ilesa, igual que James.

- No. - dijo con una voz llena de frialdad y resentimiento. - Liliana no se parece a ese... ese cerdo.

- Tal vez no ha sido un buen hombre en su tiempo de juventud o como persona contigo. Pero no permitiré que insultes el recuerdo de James. - dijo con severidad. - Aunque lo niegues en el fondo sabes que Liliana es hija de James y que tienen un gran parecido. No ignores algo que viene de ella, cuando nos presentó lo que tenía planeado, tenía ese mismo brillo que él en sus ojos cuando tenía pensado hacer un plan en contra quien no debe ser nombrado.

- Minerva, te lo ruego, no le digas a ninguno de los dos. Ellos no pueden saberlo, es por su bien.

- ¿Por su bien? ¿O por el tuyo? - pregunto. - Se que te duele perder a tu amiga, a Lili, pero no es correcto que los separes. ¿Albus está de acuerdo?

- Lo esta. - le aseguro. - Desde antes de que nos interrumpiera, la primera vez que Liliana llegó, él lo sabía. Sabía quién era, y creyó lo mejor para ambos que estuvieran separados.

- Mas te vale que después, tu y Albus, tomen las consecuencias de esto, si no, yo misma seré quien les diga. - hizo una pausa en lo que se daba la vuelta. - Por ahora, busquemos la Cámara, tenemos mejores cosas que hacer que discutir esta situación. Pero ten en cuenta que esta discusión aún no ha terminado.

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Liliana acababa de despertar, estaba sobre una manta negra y a su alrededor, se escucha el goteo caer desde las estalactitas al suelo y del suelo unas estalagmitas pequeñas.

El calabozo era un lugar oscuro y más frío que la misma Sala Común a Liliana por ningún motivo le agradaba ese lugar, siempre tuvo miedo de venir a este lugar, siempre prefirió estar en el bosque prohibido con los animales mas peligrosos que aquí.

La Serpiente Escarlata (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora