Ginny Weasley.

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San Valentín era una semana que para Liliana no era para su agrado, no se quejaba por las parejas que declaran su amor.  

Si no, porque exageraran en extremo, con canciones cursis, muy extensas que terminaba desviándose del tema o incluso pasar la vergüenza de recibir una canción sin saber de quién es. O peor, ser rechazado frente a todo Hogwarts, después de todo, casi ni había privacidad entre los alumnos y si uno decía un secreto, todo el colegio lo sabía.

Al llegar al Gran Comedor, vio todo pintado de rosa, nunca le agrado ese color, lo consideraba muy chillón para su gusto, además de tener las paredes, y del techo azul, caían unos corazones.

Miro asqueada a la mesa de los profesores. Allí estaba, el profesor Lockharts con una túnica rosada, sonriendo de oreja a oreja como un idiota mientras charlaba con la profesora Spout, quien tenía una mirada cansina. 

Liliana se sentó entre Blaise y Malfoy, quien el primero estaba demasiado emocionado y el otro tenía ganas de matar al profesor Lockharts. Desde su asiento miró a su padre que tenía una cara de querer asesinar a cualquier persona que se le cruzase con la mirada, también, los otros profesores estaban estupefactos.

— Tienen una cara de mierda los profesores. — dijo un prefecto al lado de Blaise. — Que se joda Lockharts y todo el mundo.

— Cierra el hocico, Lomber. — dijo la chica que estaba delante de él, parecía que también era una prefecta de Slytherin. — Te pueden escuchar...

— ¡Feliz San Valentín! — gritó el profesor Lockharts y Liliana agarró una malteada de calabaza que Malfoy le había reservado. — Y quiero también dar las gracias a las cuarenta seis personas que me han enviado tarjeta.

Liliana tosió bajo, tratando de pasar desapercibida su risa. [¿Quién es tan estúpido para darle una tarjeta a alguien como él?]

— Si, me he tomado la libertad de preparar esta sorpresa para todos ustedes. Y no acaba aquí la cosa...

— Te apuesto a 20 galeones que Granger le hizo todas las tarjetas. — le susurró Malfoy al oído.

— Si que estas obsesionado con Granger y sus amigos, ¿Sabes?

Sonrió divertida y vio como Malfoy ponía una cara de amargado, ella rió bajo, se acercó a su hombro y susurro.

— Hombre, era solo una broma, no es para tanto.

Antes de que Malfoy hubiera respondido, por la puerta del vestíbulo entraron una docena de enanos de aspecto hosco.

Pero no eran enanos normales, iban vestidos con unas alas doradas y unas arpas en sus manos. Liliana tapó su boca, con el fin de no estallar en carcajadas, al grado de dolerle las costillas. 

— ¿Por qué están vestidos así? — preguntó Blaise con un aire de divertido. — ¿Y si los tiramos por la Sala de Astronomía para ver si vuelan?

— No seas idiota, no pueden volar. — dijo Liliana regañándolo con la mirada.

— ¡Mis amorosos cupidos portadores de tarjetas! — sonrió Lockharts. — ¡Durante todo el día de hoy recorrerán el colegio ofreciéndoles felicitaciones de San Valentín, y la diversión no acaba aquí! Estoy seguro de que mis colegas querrán compartir el espíritu este día. ¿Por qué no le piden al profesor Snape que les enseñe a preparar un filtro amoroso?

Liliana dirigió la mirada a su padre, quien parecía querer arrancar la cabeza de algún alumno.

— ¡Aunque el profesor Flitwick, el muy pícaro, sabe más encantamientos de ese tipo que ningún otro mago que haya conocido!

La Serpiente Escarlata (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora