Un duelo de brujas

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Su estómago se revolvía por lo nerviosa que se encontraba, además que rugía de hambre. [Debí comer algo ligero por lo menos.] Pensó frunciendo el ceño.

Al llegar, noto que tanto el profesor Lockharts, las chicas que por fin iba a enfrentar estaban presente, pero también, a su alrededor estaban varios alumnos de diversos cursos. Sonrió nerviosamente. [Tal vez no fue buena idea decirle que él fuera el juez, al final le dijo a todo el mundo...]

Con ese pensamiento en mente suspiró pesadamente, solo esperaba que no llegara a oídos de ningún otro profesor, aunque eso sería imposible.

– ¡Lily! – grito Cedric acercándose, junto a Max y Lucas por detrás. – ¡Venimos a apoyarte!

Liliana asintió, bajando la mirada.

– Escucha bien niña, – dijo Luca, rodeando con su brazo su cuello. – Mantén tus ojos bien abiertos y no te quedes quieta, si no serás un blanco fácil.

– Si caes inconsciente te llevaremos a la enfermería y nos encargaremos que tengas todas tus partes, donde tienen que estar.

Con esas palabras, solo hizo que se sintiera aún más nerviosa y sintió como le removió el pelo.

– Solo bromeó. Lo harás bien.

– Aja... – asintió recordando todos los hechizos y los consejos que le dieron. – Gracias...

Tomó su varita entre sus manos y se acercó al profesor Lockharts, quien no paraba de hablar sobre sus combates de magos, con dragones y otras cosas más.

Haciendo que la multitud le prestara atención y se aglomerara al grado de que casi toda la escuela, a lo lejos, vio a Harry Potter, Ron Weasley y Hermione Granger, quienes observaban lo que ocurría.

Además de los gemelos Weasley que hacían sus apuestas sobre quién ganaría, arriba de ellos, estaban sus nombres con letras doradas y la racha de las apuestas.

La mayoría de la escuela apoyaba a Pansy. 

Apretó su mandíbula y se aferro con su mano izquierda a su varita. Se sentía un poco nerviosa e hizo todo lo que que pudo para no demostrarlo.

– Ahora, yo, el juez de este enfrentamiento. – Dijo con total orgullo el profesor Lockhart. – Muy pronto, voy a anunciar cuando la pelea comience.

El profesor Lockhart miro a Parkinson y luego a Liliana con una sonrisa deslumbrante.

– No se preocupen si algo sale mal, es más, si leyeron mi autobiografía, allí nombran algunos hechizos que le serán muy útiles, pero no se frustren si no les funciona, es natural que no estén a un nivel como el mío...

– Si profesor. – dijo Liliana mirando fijamente a Parkinson.

– ¿No te da pena? Vas a ser humillada frente a todo el colegio. Y el profesor Snape no te podrá ver a la cara nunca más, vas a ser su vergüenza.

– Cállate. – dijo Liliana de forma calmada posible, si se enojaba no podría recitar bien los hechizos. – Me sorprende que hayas venido tú sola, pensé que no vendrías sin tus amiguitas.

– ¡No soy tan cobarde como piensas! – tomó su varita. – ¡Fumus!

Apareció una pantalla de humo, eso hizo que evitaba ver hasta la misma mano.  Liliana gruño bajo, no estaba lista para este tipo de hechizo y podía lastimar a cualquiera si lanzaba un hechizo y no quería ser expulsada.

Escuchó los gritos de todos los alumnos, pero también, pudo diferenciar los de Potter, los Weasley, Crabbe, Goyle, Cedric y sus amigos cuando cerró los ojos por unos segundos. En especial la de Malfoy.

La Serpiente Escarlata (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora