XI

45 5 6
                                    

      Primer mes.

Sentada sobre la cama revisaba con los ojos vidriosos las cartas cerradas frente a mí. Todas y cada una de ellas tenían redactado el nombre de Jacob.

Tras pensarlo mucho tomé una al azar y me la acerqué, con la esperanza de que me llegara ese olor familiar, pero fue en vano. Con manos temblorosas la abrí, antes de respirar profundamente intentando deshacer el nudo que tenía en el pecho.

Estoy harto de esa frase de

"si no te quieres a ti mismo, no puedes

amar a alguien más" mentira, nunca me

he querido a mi mismo, ¿pero a ti? Joder,

a ti te quiero tanto que cuando estoy contigo me olvido

de como se siente odiarme.

Gruesas lágrimas rodaron por mis mejillas a una velocidad increíble, dejando pequeñas arrugas en la hoja con el contacto de las lágrimas. Tomé en un puño la carta, arrugandola en el proceso. Las agarré todas y las guardé en el primer cajón del escritorio, deseando desesperada perderlas de vista, pudiendo así sacarlas de mi cabeza, que era casi imposible.

Torpemente me senté en la silla junto al escritorio y agarré papel y bolígrafo, rápidamente comencé a escribir con las manos temblorosas, mientras débiles sollozos escapaban de lo más profundo de mí, todos mis sentimientos dominaban mi ser, controlandome, para hacer así wje escribiera todo lo que sentía.

Creí verte varias veces hoy,

pero para mi sorpresa...

no eras tú.

Primero, creí verte en el asiento copiloto

de un carro negro que pasó al lado mío,

pero al apretar la pita con desesperación

solo volteó a verme con enfado.

Después pensé que salías en las noticias, cojo,

pero solo era alguien con tu nariz.

Creí encontrarte en un anuncio de un restaurante

con temática de París

y en mi sombra distorsionada, color gris.

Le grité tu nombre a una mujer, tenía tu mismo cabello

y te confundí con el vecino, debo admitir que muy bello.

Por último, te encontré en mi sueño

te veías feliz, eras tu propio dueño

hasta que me desperté y me di cuenta que otra vez no eras tú.

Que ya no vas a ser tú.

–Tu pijita–

Las lágrimas distorsionaban mi vista, pero no me frenaron, otro papel, sequé mis lágrimas con desesperación y seguí.

Eras mi chico...

Y no,

El decir "mi" no quería decir

•Tardes a tu lado• (Pausado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora