III

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Solo llevábamos 3 semanas de clase y ya tenía un examen en nada, era horrible.

Llevaba toda la tarde estudiando, tenía unas pintas que madre mía.

Llevaba un moño mal hecho, del que se escapaban mechones por todas partes, una camiseta que me llegaba por las rodillas y solo la ropa interior debajo, estaba fatal.

Lo peor era que estaba con mi periodo, de vez en cuando sentía latigazos de dolor por la parte baja del abdomen, quería morirme.

—Que asco de día— murmuré hundiendo la cara entre mis manos, frustrada. —cogería ese mismo boli y me lo clavaría en el pecho— dije casi gritando con los ojos muy abiertos señalando el bolígrafo con las dos manos.

Tocaron el timbre despertándome de mi retiro de agresividad, no le presté mucha atención. Unos segundos más tarde tocaron en la puerta de mi habitación.

Me mato yo y mato a alguien.

Relax....

—¡Adelante!— grité desde el escritorio.

-Señorita- me saludó Cristina en un tono formal, ella es la empleada del hogar, es muy agradable. -Hay un chico en la puerta preguntando por ti- me informó.

¿Un chico? ¿Quien podría ser?

—Muchas gracias Cristina, ahora mismo bajo— le dije extrañada y ella se retiró dándome una última sonrisa.

Me levanté algo perezosa y bajé las escaleras, me quedé petrificada al ver en la puerta a mi madre y Jacob riéndose ampliamente.

¿Qué cojones..?

—Hola— soné algo insegura.

¡Pero es normal! Me acababa de encontrar a mi madre y al chico que me gust... atraía riéndose a carcajadas.

Estas últimas semanas Jacob y yo habíamos pasado mucho tiempo juntos, era muy divertido estar con él, y me la pasaba muy bien.

—Hola cielo— me saludó mi madre con su sonrisa de siempre —He estado hablando con este amigo tuyo y dice que os lleváis muy bien.

—Oh.. sí, es cierto, nos llevamos muy bien.— me sentía un poco rara.

—Os dejo solos, espero volver a verte Jacob— le dijo mi madre mirándolo, él le sonrió y la vi desaparecer por el salón.

—Hola Mads— saludó Jacob con una sonrisa.

Es tan lindo..

¿Qué..?

Le abracé muy fuerte, rodeando su cuello con mis brazos, me alegraba mucho de verle. Él me correspondió casi al instante, poniendo sus brazos en la parte superior de mi espalda. Sentía su corazón bajo mi oreja, no quería acabar con ese momento nunca. Había que admitir que todavía me sentía nerviosa a su tacto, pero era increíble. Me dejó un cálido beso en la frente y susurró...

—Te traje algunas cosas— separé la cabeza de su pecho, todavía con los brazos en su cuello, y me fijé en que traía una bolsa, le miré extrañada y él siguió. —Como tenemos un examen en muy poco no quería que te estresaras y te traje algunos dulces.

Eso me hizo sonreír.

—Muchas gracias Jacob— le dije agradecida, él me miró de arriba a abajo y sonrió divertidamente.

—Bonitas pintas.

Mierda.

Me sonrojé un poco y desvíe la mirada, avergonzada, el se rió y cogió mi cara con las dos manos, obligándome a mirarlo.

•Tardes a tu lado• (Pausado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora