Escondido tras unos matorrales, Sabo observa con precaución a la extraña familia. Esta mañana, la nueva rutina que Sabo ha estado viviendo se ha vuelto a repetir. Cayó en la trampa de Ace, Luffy lo arrastró de vuelta a su casa y Robin le contó datos turbios sobre los huesos que puedes romperle a una persona sin causarle la muerte. Después de la comida, todos limpiaron juntos y Sabo encontró el momento perfecto para huir.
Ese ha sido su día a día desde el fatídico momento en que Luffy lo declaró su hijo. Lo peor de todo es que Sabo no está seguro de cómo sentirse. Su definición de 'familia' siempre ha estado opacada por sus propias experiencias y el comportamiento de Luffy es todo una novedad. ¿Los padres normales envían a sus hijos a cazar la cena y les dicen 'hasta que no tengáis al menos diez jabalíes cada uno, no volváis'? Sabo lo duda, pero ni Robin ni Ace parecen tener problemas con eso así que supone que está bien.
Cuando los niños se dispersan, Luffy se queda solo en el porche de su casa. Sabo entrecierra los ojos, como si estuviera observando a un animal salvaje, inseguro de cuál será su próximo movimiento.
Un golpe suave en su hombro lo sobresalta.
"Oye, Sabo, ¿a qué esperas? ¡Tú también tienes que ir a cazar!"
El niño rubio ahoga un grito y salta para alejarse de Luffy. Mira el porche y ve que Luffy no está ahí, sino que de alguna forma ha llegado a su lado sin que se diera cuenta. Si no fuera un niño tan educado criado por nobles, Sabo soltaría una cantidad enorme de improperios. Ahora entiende un poco mejor por qué este hombre ha sido apodado 'el bastardo' por su propio hijo.
"No tengo que hacerte caso, no mandas sobre mi", dice cruzándose de brazos con toda la seriedad que un niño de cinco años podría tener.
Luffy se ríe, nada intimidado por la expresión en blanco del menor.
"Claro que no mando sobre ti, tonto. Eso es lo bueno de esta vida, ¿no? Que cada uno de nosotros somos libres de hacer nuestra propia elección."
Sabo se congela.
"Pero tú...", el niño da un paso hacia atrás. "¡Tú trataste de obligarme a ser tu hijo! ¡Me secuestras todos los días!"
"No te obligo a ser mi hijo", dice. "Tú eres mi hijo."
"¡Ah!", Sabo señala al joven frente a él. "¡¿Ves?! ¡Tratas de obligarme!"
Luffy ladea la cabeza con confusión. "No te estoy obligando a nada, solo digo la verdad."
"¡No soy tu hijo, estúpido! ¡Ni siquiera nos parecemos!"
Después de esa frase, Luffy se queda mirando al niño... Y lo mira... Y lo mira...
"Te ves tan extraño sin la cicatriz en tu ojo, ¿quizás deberíamos quemarlo?"
Sabo puede reconocer una amenaza cuando la tiene cerca y sus instintos le están gritando que corra. Como uno de los niños de cinco años más inteligentes, Sabo hace eso. Echa a correr.
...
Los niños regresan al atardecer cargando un montón de jabalíes. Luffy se complace al ver que hay una mata de cabello rubio entre el par azabache.
Luffy sigue sintiéndose extraño cada vez que ve el rostro de Sabo. Por una parte, es prácticamente idéntico al que conoció hace tantísimos años pero por otro, el rostro del Sabo que había conocido más recientemente estaba enmarcado por rizos rubios y tenía una cicatriz rojiza en el ojo izquierdo.
Y piensa, ¿debería de devolverle su cicatriz? No le haría daño a ninguno de sus hijos voluntariamente, pero algunas cosas son necesarias. ¡Luffy se sacrificó a los tres años haciéndose la cicatriz de su mejilla para ser el mismo Luffy que fue en la otra vida!
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El Rey de los Papás
FanfictionComo todo, la aventura del segundo Rey de los Piratas llega a su fin. Pero eso no es malo, un final significa un comienzo. Después de morir, Luffy despierta en el pasado como un bebé. Esta vez, en vez de ser el hijo de Dragon el Revolucionario es su...