━━𝟸𝟻༊*·˚

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A pesar de la afable bienvenida de Luffy, el ambiente en su casa se siente hostil. Shanks y Buggy intercambian una mirada desde la marquesina mientras esperan a que el anfitrión abra la puerta. Extrañamente, Luffy se para frente a la puerta durante un minuto completo antes de empujarla con el pie para abrirla y saltar hacia atrás. De nuevo, los co-capitanes se sobresaltan ante la acción, pero no tienen tiempo de preguntar antes de que caiga una lluvia de cuchillos sobre el lugar en el que estaría Luffy si no se hubiera apartado.

A Buggy se le cae la mandíbula con horror. Shanks traga, un poco pálido. Luffy se agacha y recoge uno de los cuchillos para inspeccionarlo, luego asiente y le sonríe a sus invitados.

"¡Ace se vuelve muy creativo con sus trampas!" Explica alegremente.

"Vaya," comenta Buggy un poco débil. "Supongo que siempre es bueno precaver que no entren ladrones."

"Oh, no," Luffy hace un gesto vago con la mano mientras camina sobre los cuchillos para entrar. "¡Las trampas de Ace son para mí!"

Buggy le da a Shanks una mirada indescifrable. El pelirrojo cree que es una súplica para que salgan de esta isla y olviden todo sobre los hijos de su capitán. Shanks vacila, pero se encoge de hombros y sigue a Luffy.

Al entrar, la primera impresión es de un caos organizado, con una mezcla de muebles viejos, todos de estilos y tamaños diferentes. En una esquina, hay una mesa de madera que parece haber visto mejores días, con una pata rota que ha sido reemplazada por una pila de libros viejos para mantenerla en pie. Las sillas alrededor de la mesa son todas distintas: una es de mimbre, otra de metal, y una más parece un taburete de barco a punto de colapsar. También hay un sofá de cuero deshilachado junto a la chimenea que ha perdido casi todos sus ladrillos.

Las paredes están cubiertas con objetos bastante aleatorios: una red de pesca llena de conchas y botellas vacías, algunos pósters de Soul King y carteles de recompensa. Shanks quiere pararse a mirar los carteles cuando distingue el rostro de Luffy, pero se deja llevar por Buggy, que lo empuja desde atrás manteniéndolo como escudo mientras caminan junto a la barra que separa el salón de la cocina.

La cocina es amplia, pero está tan abarrotada que casi parece no dejar espacio para ellos. Hay un par de barriles de madera que cumplen la función de alacena, uno lleno de frutas y otro hasta arriba de sardinas frescas. Las ollas y sartenes están colgadas de ganchos torcidos en la pared, algunas ya con óxido y abolladuras. Sobre la pequeña estufa de leña, una tetera antigua echa vapor mientras un olor agradable a sopa de pescado llena el aire. A pesar de todo, hay algo reconfortante en este caos: el espacio, aunque apretado y desaliñado, se siente habitado.

'Corao' se gira a mirarlos en el momento en el que entran. Su maquillaje ha sido retocado y ahora también lleva un delantal con volantes rosados y estampado de corazones. El hombre les sonríe.

"¡Justo a tiempo para la cena!" Exclama ganándose un vitoreo de Luffy.

En la mesa de comedor están apiñados todos los niños, pero Luffy no tiene reparos en hacerse hueco empujando las sillas de los demás. Shanks y Buggy se quedan de pie en la puerta de la cocina mientras cuentan todas las cabezas sentadas.

A parte de Uta, Sabo y Ace, hay dos adolescentes; un joven con un sombrero de manchitas y una muchacha de cabello liso. Ella los mira con una sonrisa que provoca escalofríos en los dos piratas.

"Podéis sentaros en la barra, estaréis más cómodos que si intentáis haceros hueco en la mesa," dice ella señalando los bancos altos escondidos bajo la barra que separa la cocina y el salón.

"G... Gracias," murmura Buggy mientras mira a la chica con una expresión extraña.

"¡Ah, esa es mi hija Robin!" Informa Luffy sin quitar la mirada de la olla que el hombre rubio acerca a la mesa. "¡Y el otro es Torao, el hijo de Corao!"

El Rey de los PapásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora