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Haewon POV

- ¡Oh por dios! Me encanta este lugar - le dije emocionada.

Me había traído al café literario al que solía venir con Junhee de vez en cuando para disfrutar de nuestra pasión en común. Muchas chicas preferían ir al centro comercial o al salón de belleza, pero nosotras preferíamos venir a aquí.

- El otro día pasé por aquí con mi auto y lo vi, entonces me dije: "Tengo que traer a aquí a Haewon" - me dijo con una sonrisa.

Mis mejillas enrojecieron levemente y le sonreí de vuelta.

- La verdad es que vengo seguido, pero me alegra haber venido contigo - le dije mientras entrábamos al local.

- Bueno, elige una mesa mientras yo voy pidiendo. ¿Qué quieres tomar?

- Un latte, por favor.

Él asintió y fue a hacer nuestros pedidos. Yo comencé a caminar por el local, buscando una mesa donde sentarnos. La verdad es que no había mucha gente. Era temprano por la mañana, un sábado, y la gente prefería descansar después de una larga semana de trabajo y escuela.

Encontré una mesa vacía junto a la sección de clásicos y mis labios se curvaron en una sonrisa. Sabía que al pelinegro le gustaban los clásicos, así que esta era perfecta. Tomé asiento y le hice señas a Jungkook cuando le vi buscándome. Sonrió y se acercó a la mesa, tomando asiento frente a mí.

- Enseguida nos traen las bebidas - me dijo y me dedicó una mirada curiosa al echar un vistazo alrededor - ¿Y eso que has elegido sentarte junto a los clásicos?

Me encogí de hombros, con una sonrisa tímida.

- Porque sé que te gustan.

Él me regaló una hermosa sonrisa que hizo que mi corazón latiera más deprisa. Por dios, ¿por qué tenía que ser tan encantador?

En ese momento una camarera nos trajo nuestras órdenes. Le agradecimos y ella se retiró con una reverencia. Le di un sorbo a mi café y observé a Jungkook mientras bebía el suyo. Tenía el semblante serio, pero con una expresión relajada. Sus facciones parecían haber sido esculpidas por los mismísimos dioses, de lo hermosas y perfectas que eran. Dios, podría quedarme observándole toda mi vida.

Él notó mi mirada sobre su rostro y rápidamente la desvié hacia mi bebida, con un ligero sonrojo en las mejillas. Pude sentir el peso de sus ojos en mí, lo que provocó que me sonrojara aun más. Levanté la vista hacia él lentamente, para encontrarme con su hermosa sonrisa.

- ¿Qué? - pregunté, casi en susurro, al notar que no paraba de mirarme.

- Eres muy bonita, ¿sabías?

En ese momento casi me ahogo con el café. Estoy segura de que mi rostro había adquirido el mismo tono de rojo que los manteles que había en las mesas. ¿Acaso el chico más hermoso del mundo acababa de decirme que soy bonita? Debía de estar soñando.

Golden Boy [JJK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora