Capítulo 10

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"Yo también te amo"

Hakuji y Kyojuro caminaban de regreso a casa. El rubio estaba muy pegado al pelirosa, no quería que nadie lo tope, pues este tenía moretones en los brazos y a Hakuji le encantaba esa excesiva atención.
El mal momento se olvidó rápidamente porque Kyojuro siempre hacía que olvide lo negativo, su sonrisa era una sonrisa contagiosa.
Siguieron caminando y un joven en bicicleta se iba acercando, este iba a pasar por el lado de Hakuji, Kyojuro, como el protector que es, rápidamente tomó de la cintura al pelirosa y lo apartó del camino.
Para el rubio fue solo un toque para evitar el accidente, pero para Hakuji fue un toque con segunda intención, despertando en su hormonal cuerpo unas ganas tremendas de repetir lo que habían hecho el día anterior.

Por fin llegaron a casa de los Rengoku y Kyojuro  se encargaría de curar esas heridas.

-Sube a mi habitación, Hakuji - ordenó el más bajo - yo iré por el botiquín.

El nombrado solo hizo caso y se retiró de la entrada.
Cuando entró al cuarto de Kyojuro, pudo ver como este tenía un montón de afiches de deportistas pegados en sus paredes, a Kyojuro le encantaba el atletismo y también las artes marciales. Además, el cuarto no era llamativo sólo por eso, sino también por el color naranja con amarillo que adornaba las paredes, todo tenía un toque a Rengoku y eso le encantaba.

-Te estabas demorando - dijo el pelirosa mientras se sentaba en la cama del más bajo.

-Estaba buscando las vendas - habló el rubio - ahora bien, acerca tu brazo - ordenó.

Hakuji obedeció sin chistar y veía como el ojiambar limpiaba sus heridas, tenía ligeros raspones por el empujón que le dieron y los moretones se tornaban de un tono más oscuro. Durarían un buen tiempo en su piel.
Kyojuro aplicó una crema en los brazos del ojiazul y luego los vendó con mucho cuidado para no dejarlo muy ajustado.

-¡Listo! Ahora si puedes mover tus brazos como quieras - dijo sonriendo.

-Gracias Kyojuro, pero no son sólo los brazos los que me están causando molestias - empezó a acercarse más al rubio - mis caderas se sienten raras, quizá podrías hacer algo para que olvidé eso - le dedicó una mirada ladina.

Kyojuro no sabía qué responder, no creía que después de lo sucedido Hakuji tuviera ganas de tener intimidad. Además, ¿cómo se había recuperado tan rápido? Lo habían hecho ayer y el mismo presenció como el pelirosa no podía moverse, sus piernas tambaleaban y se quejaba constantemente por el dolor de sus caderas.
Hakuji era sumamente impresionante - pensó.

-¿No quieres que mejore rápido? - puso sus ojitos de cachorro regañado - pensé que querías que me recupere.

- Claro que quiero que te recuperes, pero no así - explicó el rubio con un sonrojo en las mejillas - además, el dolor en tus caderas empeorará, estoy seguro de eso - afirmó mientras trataba de mirarlo a los ojos.

Si lo miraba fijamente sabía que caería en su juego, así que trató de buscar alguna excusa.
Nada.
¡No se le ocurría nada!

-¿Kyojuro~? - llamó seductoramemte - ayer no pudimos continuar porque mi padre apareció, no quieres que lo hagamos? - le sonrió enseñando sus blancos colmillos.

Debia decir algo, pero no sabía qué.

-¿Vas a seguir ignorándome? - se quejó el pelirosa - Kyojuro - volvió a llamar en vano, no había respuesta del rubio y éste sólo evitaba mirarlo.

Un nuevo comienzo [RENKAZA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora