Todo parece un cuento de hadas, finalmente tengo a mi rey y mi reino se aproxima a la vuelta de la esquina, tengo una boda que planear y un futuro que disfrutar con los hombres más importantes de mi vida. Todo va muy bien después de tanto horror.
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Cuatro meses después.
Madison
Camino por el salón recogiendo un par de trastos a penas mientras con la otra mano sostengo el móvil pegado a mi oreja hablando con Sarah. William se ha ido a quedar con ella por un par de días suponiendo que el embarazo fuese a adelantarse. En cambio yo, no he podido sentirlo así. Los bebés se mueven mucho y pesan un montón, es cierto que daría lo que fuera porque nacieran pronto pero de un segundo a otro me invade la nostalgia y quisiera retenerlos ahí por mucho más tiempo. Al menos, prolongarlo lo que más pueda.
—Tú tranquila, descansa disfruta — dice — Will está bien, si te extraña te llamaremos por video llamada. ¿Tom no llega aún? — pregunta mi cuñada.
—No, tenía los últimos exámenes de sus alumnos y unas reuniones con el rector — miro la hora en mi móvil, a penas son las cinco de la tarde — llegará un poco tarde hoy.
—Pero bueno — Sarah se aclara la garganta — ¿Qué harás con tu tiempo libre? ¿Has usado las pelotas de ejercicio que te di? Ayudan a controlar las contracciones
—No tengo contracciones todavía Sarah — me río, sentándome en el sofá. La casa se siente tan sola sin mi solecito — y no tengo idea de que hacer con mi tiempo libre. Terminé el libro de tu abuelo y está listo. Tom se va a encargar de llevarlo a una editorial. Debería ponerme a buscar empleo.
—¿Empleo? ¿Estás loca? Cariño, estás embarazada... de más de ocho meses ¿O no te has enterado? — me da gracia oír su consternada voz y entre risas, dejo caer mi mano sobre mi enorme panza. Desde mi perspectiva soy horrible, indeseable, nada apetitosa.
Meses atrás me sentía toda una embarazada empoderada. Sexy. Deseada. Pero de pronto no podía verme al espejo sin odiarme. Según Tom seguía igual, de espaldas me veía normal y cuando me giraba parecía corrector. En lo único en lo que me doy tregua es el sexo. Calladita dejo que Tom haga lo suyo. Disfruto en silencio y realmente lo hago, pero a veces desearía poder levantar mi cabeza y no ver el cerro que nos separa. A veces deseo que sea brusco y se retiene tanto que me frustra. Lo entiendo, quiero hacerlo. Por que se preocupa por los bebes.
