Todo parece un cuento de hadas, finalmente tengo a mi rey y mi reino se aproxima a la vuelta de la esquina, tengo una boda que planear y un futuro que disfrutar con los hombres más importantes de mi vida. Todo va muy bien después de tanto horror.
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Un mes y medio después.
Madison se arregla en el espejo mientras Tom le da desayuno a William en el primer piso. Ella se levanta la blusa para poder ver su barriga en el reflejo del espejo. Está más grande de lo que pensó que estaría al tener simplemente cuatro meses y medio. Pero según su doctora, era normal en un embarazo múltiple y que no tenía que preocuparse. Hoy oficialmente cumple 19 semanas de embarazo y es la semana perfecta para ver si los mellizos quieren mostrarse. Madison y Tom han estado alucinando con la idea de los nombres y se la han pasado noches sin dormir pensando en ellos.
Cuando Madison levanta la vista observa a Tom en el marco de la puerta con una camiseta holgada y unos vaqueros oscuros. La mira con los brazos cruzados y ella sonríe. Se baja la blusa para terminar de arreglarse cuando Tom se acerca por atrás para poner sus manos sobre el vientre de ella y sentir lo mismo que Madison, lo rápido que están creciendo sus hijos.
Tom hace a un lado el cabello de Madison y asoma su rostro en el hueco de su cuello. Ambos se miran en el espejo y sonríen.
—Estás hermosa — Tom dice, besando la mejilla de Madison.
—¿Y Will?
—Viendo como se hacen experimentos con Coca-Cola — Madison se ríe mientras alcanza un arete del mostrador y se lo pone en la oreja mientras observa su reflejo con el de Tom. Ambos se miran pensativos, ambos recordando la noche anterior cuando al ver fotos juntos le recordaron una vez más a William quien era su verdadera mamá y él preguntó si podía verla — Sabes...
—Hay que llevarlo — ella responde, casi leyéndole el pensamiento. Tom arruga la frente y sin soltar a Madison apoya el mentón en el hombro de ésta — es su mamá Tom, William es pequeño pero es muy inteligente.
—No me gustan los cementerios
—Ni a mí — ella coge el otro arete y se lo pone — pero es por tu hijo, nuestro hijo.
Tom suspira y besa el cuello de Madison.
—Lo sé.
Tom vuelve a besarle el cuello a Madison, subiendo con su boca hasta su oreja y ella deja caer la cabeza apoyándola en el pecho de él mientras él recorre su largo cuello con su boca otorgándole un placer tan genuino como solo él suele otorgárselo. Sin embargo ambos sienten al mismo tiempo; Madison siente como si mariposas flotaran en su vientre y Tom siente como si algo hubiera pasado por sus manos.
