Todo parece un cuento de hadas, finalmente tengo a mi rey y mi reino se aproxima a la vuelta de la esquina, tengo una boda que planear y un futuro que disfrutar con los hombres más importantes de mi vida. Todo va muy bien después de tanto horror.
P...
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[No hay religión que pueda salvarme, no importa cuanto tiempo estaré de rodillas en el suelo-Bruno M.]
Dos meses después de la boda de Sarah
(Dos meses antes del epilogo)
Madison
Luego del matrimonio de Sarah y Matt, estuvimos dos días más en Londres. Tom quiso llevarme a conocer algunas de sus partes favoritas de la ciudad mientras su madre cuidaba de William y también lo aprovechaba, pero nos tocó volver a Nueva York a terminar nuestros asuntos pendientes y ninguno de los dos tiene mucho ánimo al respecto.
Razón por la que nos encontramos tan callados mientras conduce de regreso a su departamento, incluso la oscuridad de la noche me hace sentir escalofríos y Tom disimuladamente pasa por la calle contraria de donde una vez hace no mucho fui secuestrado. Recordarlo me hace sentir náuseas y pensar en eso y en él me hace querer morir. Es un hecho que, en realidad nunca voy a poder sacarme de la cabeza esa fría mirada y la sensación tan asquerosa de sus manos y el hecho me hace sentir tan perturbada y sucia que apenas puedo mirar a Tom a la cara. Comienzo a mover mi pierna con ansiedad ante los recuerdos que inevitablemente se pasan por mi cabeza y de pronto siento sus dedos sobre mi muslo apretar con fuerza haciéndome parar.
—Respira nena — su voz me hace verlo a través de la densa oscuridad mientras conduce, me mira por un segundo con una sonrisa reconfortante y luego vuelve a mirar hacia el frente, hago lo que me dice pero no resulta del todo y puedo sentir perfectamente como mi pecho comienza a apretarse ante la sensación, el aire se me está escapando — bebé — susurra.
Detiene el auto en frente de su departamento, apaga el motor y saca las llaves. William está dormido en su silla de seguridad y lo único que escucho es mi respiración cortada. Me recargo contra el respaldo del asiento con una mano en el pecho y busco los ojos de Tom.
