La gente en la calle no dejaba de verlos a los tres, y no es para menos si eran todas unas bellezas. Tan diferentes y únicos a su manera, era imposible no poder dejar de verlos. Claro que habían unos quienes disimulaban y les daban su espacio, pero otros más audaces se acercaban y cuando pasaban cerca de la mesa de ellos les tomaban fotos e incluso le tiraban papeles en el que estaban sus números de teléfono.
Nie huaisang y Wei ying estaban algo apenados y molestos por todo eso, pero Jiang Cheng no disimulaba su disgusto por lo que arto los apuró para irse de ahí de inmediato. Su mesa ya parecía una buzón de correos con tantos papeles y las malditas fotos lo tenían arto, ¡Que tal si algún pervertido tiene una foto suya! De tan solo pensarlo le daba un escalofrío y rabia.
¡¡Vamos vamos Cheng Cheng!! , si sigues frunciendo el ceño de esa manera marcaras tu hermoso rostro.
¡¡NO ME DIGAS CHENG CHENG!!
Tranquilo A-Cheng, ya salimos de ahí.
¡¡Tsk!! Con lo agradable que estábamos ahí hablando y comiendo Huaisang, y esos idiotas estaban ahí como moscas.
Olvidemos eso, mejor vayamos de compras, además quiero llevarle algo a Lan zhan.
Da igual que le des él esta totalmente feliz con tus huesitos, ¿o debería decir con tu trasero?
JAJAJAJAJA
¡¡Huaisang deja de burlarte!!
Pero es que A-ying, A-Cheng tiene razón.
Basta, basta dejen de burlarse de mi trasero.
Sin saberlo unos hombres de la familia Lan los miraban de lejos, en especial al joven Wei. Todo bajo las ordenes del joven amo Lan, quien quería todos los detalles acerca de la seguridad de su novio. Y lo entendían bien, puesto que el joven era una maravilla de persona, siempre tratándolos con respeto, y amabilidad, aunque de vez en cuando con algunas bromas. Lo consideraban un hermano menor al que cuidar, otro joven maestro, si tuvieran otra clase de sentimientos el joven amo ni los dejaría estar a treinta metros cerca de él.