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manjiro sano (mikey)

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"Felicidad"

—Aquí me traía Shinichiro. —explicó Mikey mirando tranquilamente el río.

—Es un lugar muy especial para ti. —suspiró la fémina sentándose a su lado. —¿Por qué me enseñas esto? —preguntó admirando el paisaje.

—Un lugar especial para mi chica especial. —respondió con una pequeña sonrisa.

—Eso es lo más romántico que me has dicho en todos estos años. —dio una risita, pero luego miró la pronta mueca seria de Mikey. —Lo siento, no quería hacerte sentir mal. Está bien si no eres romántico. —besó su mejilla.

—De verdad me esfuerzo por ser un buen novio para ti. —pasó su brazo por el hombro femenino.

—Lo eres. —acarició su mejilla con sus guantes puestos. Era febrero y todavía hacía bastante frío. —Ten. —la chica le entregó un taiyaki, un pastel en forma de pez.

—Gracias. —Mikey quitó la envoltura y acercó el alimento a la mejilla de su novia, fingiendo que el pez le daba un besito.

La chica esbozó una sonrisa y tomó su taiyaki fingiendo que este hablaba. —Si yo huyera al mar, ¿huirías conmigo? —hizo una voz muy aguda.

—Sí. Blob. Blob. Blob. —Mikey respondió alzando el taikayi y moviéndolo como si este nadara.

Repentinamente, la fémina tomó su mano y la apretó fuerte. —Te tengo una pregunta... ¿eres feliz? —ambos se miraron a los ojos, Mikey con una expresión de sorpresa ante su cuestionamiento y la chica con una mueca preocupada.

—No sé qué responder. —murmuró. —A veces me siento solo y triste, aunque tenga a muchas personas a mi alrededor. —suspiró. —No puedo mentirte, no sé la respuesta.

Ella se quedó callada y soltó su mano mirando fijamente el movimiento del río.

El joven Sano de inmediato pensó que había arruinado todo. Seguramente estaba enojada por su contestación.

—Por favor, no estés e-

—Eres una persona fuerte. —interrumpió alzando la mirada. —Todos te tienen respeto y eres el invencible Mikey. —murmuró tomando sus mejillas. —Por eso te guardas todo, ¿no es así? —preguntó acariciando su rostro con sus ojos tristes. El rubio sólo la veía con las cejas alzadas y la boca ligeramente entreabierta. —Has perdido a muchas personas. —susurró. —Pero no dejaré que pierdas la felicidad. —sonrió un poco. —No te abandonaré y haré todo lo que esté en mis manos para hacerte feliz. —hizo una pequeña pausa. —Mi mayor anhelo es ser fuerte cómo tú.

—¿Por qué? —preguntó en voz baja.

—Así podríamos ser fuertes juntos y no habría soledad en tu corazón. —rozó sus narices a punto de besarlo. —Sabes que no tienes que soportar todo tú solo, Manjiro. Yo estaré contigo.

Al nombrado le brillaron los ojos, esos ojos oscuros milagrosamente brillaban con algo de ilusión por la frase salida de los labios que tanto le gustaba besar.

—Te amo. —sentenció Mikey antes de cortar la cercanía.

La chica colaba sus dedos entre los cabellos claros mientras el muchacho apretaba un poco su cintura. Ambos se separaron, mezclando sus respiraciones calientes en el frío clima.

—¡Ay, qué bonito! —exclamó una voz al lado de la pareja.

Ambos se miraron extrañados y giraron sus cabezas para observar a la figura.

—Uh, ¿Quién eres? —preguntó Mikey confundido.

—Soy Izana Kurokawa. —respondió el ojimorado parándose de su asiento. —Linda moto...— miró el vehículo y comenzó a alejarse. —Nos vemos luego, tortolitos. —habló en un tono grave.

Los novios se extrañaron ante tal interacción, pero se quedaron cerca de ese río por varias horas más, comiendo y hablando, a veces besándose y tomándose de la mano. Un día agradable a sus ojos.

Lo lamentable de todo era que esos enamorados adolescentes no sabían los planes que Izana Kurokawa tenía para ellos.

Ellos no sabían que pronto todo se iría al carajo y que la fémina ya no podría cumplir su deseo de ser fuerte con Mikey.

Para la fecha del incidente de Kanto, ella ya no estaría al lado suyo.

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