nahoya kawata (+18)

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ADVERTENCIA: Este One Shot tiene contenido sexual.

"Jefe"

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"Jefe"

Nahoya Kawata era sin ninguna duda alguien reconocido. Uno de los más importantes ejecutivos de la corrompida Tokyo Manji Gang.

Era un hombre ocupado. Justamente por eso había contratado a una linda mujer, para que lo ayudara a tener todo bajo control sin él tener que mover un dedo.

Al menos al principio era así.

Esa noche de Julio, Smiley llegó a la oficina con su traje blanco y la típica sonrisa brillante. Ahí la encontró dormida en el escritorio de su pertenencia. Nahoya no pasaba mucho tiempo ahí por lo que prácticamente le regaló el espacio a ella para que pudiera trabajar con más comodidad.

—Hey. —el hombre movió un poco sus hombros para despertarla. —Ya es tarde. —dio una risita.

La fémina talló sus ojos antes de abrirlos y encontrarse cara a cara con su jefe.

—¿Otra vez te quedaste aquí? —aunque él había preguntado, parecía más bien un reclamo.

—Sí, es que estaba planeando su viaje a Nueva York. Me dejaron esperando por 5 horas para reservar el hotel que pidió. Ya sabe, horarios diferentes. —ella colgó el teléfono que estaba en su mano.

—No era para que te quedarás ahí hasta tarde. Podías decírmelo para que pudiéramos buscar juntos otro. —acarició su cabello.

—No hace falta, debe estar muy ocupado. —se paró de la silla y fue a cerrar la persiana.

—¿Por qué me sigues hablando de "Usted"? —preguntó tomándola de la cintura mientras ella seguía de espaldas.

—Porque es mi jefe. —su contacto le provocó algo de nerviosismo.

—¿No crees que ya hay suficiente confianza entre nosotros como para que me hables de esa forma? —comenzó a besar su cuello mientras apretaba un poco su agarre.

—Nahoya. —dio un pequeño suspiro de exitación.

—Así, preciosa. Di mi nombre como lo hiciste hace algunos días. —alentó subiendo una mano a su seno derecho. —No creo que sea necesario que nos tratemos tan cordialmente cuando ya cogimos. —dio un apretón.

—Eres muy directo cuando te lo propones. —dio un pequeño saltito al sentir como su jefe presionaba su duro miembro contra su trasero.

—Recuerdo cuando no dejaba de mandarte indirectas invitándote a salir. —rio en su oído.

—¿Ya te pusiste melancólico? —preguntó girando su cuerpo para pasar su brazos detrás de su cabeza. —Eso fue hace un mes.

—Y aún así no te sientes en confianza para hablarme como lo harías con alguien con el que estás saliendo. —alzó las cejas.

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