2.

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Hoseok.

Paso una semana después de la muerte de mi hermano, no tenía dinero para hacerle un funeral como hubiera querido, aún así personas que conocíamos en el pueblo decidieron ir a despedirlo, al menos no estuvo solo como mamá.

Apesar del dolor que sentía en mi pecho tenía que salir adelante y seguir, aún lloraba por las noches pensando que en ellos habían muerto por mi culpa, si no hubiera llegado yo a sus vidas jamás se hubieran ido.

Soy yo el problema.

Ser escritor no era bueno, si no tenías conexiones con alguien de la nobleza, eras un fracaso inmediato, así que deje mis sueños, tenía que sobrevivir.

David siempre me apoyo en perseguir lo que más me gustaba, el se mataba trabajando, horas extras cada día, aquella maldita fábrica de papel que poco a poco acabo igual con la vida de mi hermano.

No quería que eso me tocará a mi, quería hacer las cosas bien, David antes de morir me dijo que fuera feliz y eso tengo que intentar, no puedo simplemente esperar a que las cosas vengan a mi.

Comenzó a buscar trabajos pequeños, en tabernas quizás como mesero o en bibliotecas como bibliotecario, pero todos me rechazaban por mi edad y rasgos.

La gente siempre me rechazo por ser diferente a ellos, ¿Acaso no habían visto una persona asiática? Si mi hermano siguiera vivo habría golpeado a ese hombre que me dijo esclavo.

Llegué con mi última esperanza a una taberna algo alejada de mi casa, era mi última opción, entre y el ambiente se sentía tenso, estaba algo vacía pero era lo único que podía hacer.

—¿Buscas algo?

Ese hombre de pie, parecía ser el cantinero, pero tenía algo peculiar en su rostro, tenía igual rasgos asiáticos.

No recuerdo mucho el otro idioma, siendo tan joven tuve que olvidarme de el completamente y estudiar otro tan diferente, casi no recuerdo mucho.

—Si, quería saber si buscaba un trabajador más, necesito mucho un trabajo.

—Chico, no sé si seas ciego pero ve a tu alrededor, no hay casi nadie aquí, ¿Cómo te voy a pagar?

Tenía razón, casi no se notaban clientes en ese lugar, ¿Que esperaba yo?

—Lo entiendo, muchas gracias aún así.

—Espera. ¿De dónde eres? Es más que claro que no eres de Francia.

Supongo que no tenía nada de malo compartir con alguien mis raíces.

—Vengo de Corea.

No quería ser imprudente, no quería preguntarle por su país de origen, preferiría que él me lo dijera si así quiere.

—Oh, es una casualidad, yo vengo de Corea también, aunque... ¿No estás muy joven para salir de aquel país?

Los recuerdos vinieron a mi cabeza, el corazón me comenzó a latir rápido, no quería sentir esa tristeza que quiero guardar para siempre.

—De hecho salí de ahí a los ocho años, llevo la mayor parte de mi vida aquí en Francia.

Sin darnos cuenta iniciamos una conversación, una muy interesante, ambos nos dimos cuenta que salimos por el mismo motivo, la hambruna que sacudía al país hacia que miles de personas escaparan de ahí.

—¿Cuántos años tienes chico?

—19 años señor.

—Por favor, no me llames señor, somos casi de la misma edad, tengo 20 años.

Me sorprendió mucho, se veía mucho mayor que yo, tal vez era por su cabellera larga y obscura, su rostro maduro y sin expresión intimidaria a cualquiera.

—Soy Hoseok, Jung Hoseok.

Extendí mi mano en señal amistosa, el la recibió con una sonrisa amigable, el venir aquí no era tan malo después de todo.

—Soy Namjoon, Kim Namjoon, aunque después de venir aquí tuve que cambiar mi nombre, algunos me llaman Eric.

—Oh, no sabía que podías cambiar tu nombre. Mi madre jamás pensó en cambiarme el nombre. Acepto el hecho que tuviera uno distinto, incluso me decía que le gustaba.

—¿Viniste solo?

—No, vine con mi familia, pero era mucha carga llevarnos a todos, me dejaron en un hospital en la ciudad, mi madre adoptiva me encontró ahí, estaba muy mal cuando ella me vio, aún así decidió adoptarme y llevarme con ella.

—Supongo que los debes de extrañar.

—La verdad no los recuerdo, se que tenía hermanos pero no recuerdo sus nombres o rostros.

Las lágrimas corrían por mis mejillas, el recordar cómo fue mi historia me hacía sentir miserable.

—¿Y ahora? ¿No tienes a nadie? Tu rostro está lleno de tristeza, se nota que no estás pasando un buen momento.

Quería desahogarme, quería liberar el dolor en el pecho, mis lágrimas parecían quemar debido al sentimiento que llevaban.

—Mi madre falleció cuatro años después de que me adoptará y mi hermano acaba de fallecer, ambos tenían una enfermedad en el corazón, los médicos no tenían un tratamiento así que murieron.

—Lo siento mucho, no sabía que habías pasado por tanto.

—Disculpame a mí por llorar frente a ti, no es propio que yo haga eso.

—No te disculpes, se nota lo mucho que necesitas desahogarte, adelante.

—No, prometí a mi hermano que sería feliz, eso implica no llorar por recordar cosas lamentables.

—Es muy fuerte de tu parte hacer eso.

—Gracias, sabes creo que ya es un poco tarde, necesito ir a mi casa, está algo alejada de aquí y llegaré tarde si no me doy prisa.

—Esta bien, pero me gustaría que regresaras, seguramente encontraré un puesto para ti, además hay alguien que me gustaría presentarte.

Mi alma por un momento se sintió liviana, había conocido una persona maravillosa y bondadosa, una sonrisa se escapó por mis labios.

—Muchas gracias, volveré mañana en la noche, seré puntual lo prometo.

—Se que lo harás, nos vemos Hoseok.

Asentí y salí corriendo de ahí, estaba feliz, después de que trabaje ahorraría algunas monedas y comenzaría a escribir de nuevo, solo era cuestión de tiempo, si el destino me lo permite quisiera ser feliz. Por mi hermano y madre, me gustaría serlo.

-J⁷

•Stranger• [VHope]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora